Presidente de la CEV: Hay un sentimiento de renovación, esperanza y cambio que ha ganado espacio en la mayoría de la población

Presidente de la CEV: Hay un sentimiento de renovación, esperanza y cambio que ha ganado espacio en la mayoría de la población

Presidente de la CEV: Hay un sentimiento de renovación, esperanza y cambio que ha ganado espacio en la mayoría de la población

 

Para el próximo 28 de julio está prevista la realización de elecciones presidenciales en Venezuela. La Iglesia Católica, pese a no ser un actor partidista, tiene una voz importante en la nación.

Víctor Federico González // Corresponsalía lapatilla.com





En reiteradas oportunidades, a través de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), han destacado que 2024 es “un año decisivo para la democracia” en el país, por lo que el equipo de lapatilla.com realizó una entrevista al presidente de la CEV y recién nombrado arzobispo de Valencia, monseñor Jesús González de Zárate.

¿Cuál es el balance que hacen sobre la situación actual en Venezuela de cara a la elección presidencial del 28 de julio?

La situación actual de Venezuela es compleja. Por una parte, están los rasgos de las dificultades en el ámbito social, económico y político que vive nuestro país, y al mismo tiempo hay un sentimiento de renovación, esperanza y de cambio que ha ganado espacio en la mayoría de la población y que crea un clima de expectativa positivo y de participación de cara a las próximas elecciones del mes de julio, lo que hace pensar que podemos fomentar y animar esa esperanza de nuestro pueblo y llamarlos a todos a participar de cara a las respuestas, necesidades, desafíos y problemáticas de nuestro pueblo.

¿Cuál es el rol de la Iglesia Católica en medio de la crisis política y social del país?

La Iglesia no tiene un rol partidista. La Iglesia es un referente ético, moral y religioso. En función de eso presenta los valores del Evangelio e intenta iluminar la realidad actual, como han hecho los obispos en los últimos 60 años. Las situaciones concretas que vive nuestro país al ver cuál es el querer de Dios y compararlo con la realidad, se ve un déficit. En esa realidad hay situaciones de enfrentamientos, conflictividad, violencia, injusticia, que no son conforme al querer de Dios y por eso la Iglesia denuncia esas situaciones. Eso se traduce en la desinstitucionalización del país, en el déficit de la vida democrática de nuestro país, debido a las políticas públicas y a las decisiones de los órganos del Estado. Eso preocupa porque dificulta la participación de todos, genera conflictividad y la exclusión de algunos sectores de la población.

Desde una perspectiva ética y moral, ¿cómo evalúa la importancia de celebrar elecciones libres, justas y transparentes en Venezuela?

Las elecciones son el ejercicio de la soberanía popular y es el canal privilegiado para su ejercicio. Para que realmente el voto sea libre y responsable, deben darse las condiciones que las leyes y la Constitución garantizan para que pueda reflejarse el deseo y la voluntad popular en las elecciones.

¿En qué medida cree que las autoridades venezolanas están cumpliendo con la normativa legal y los acuerdos adquiridos con la comunidad internacional y con la oposición venezolana?

Hay un déficit en el ejercicio democrático, la falta de reglas claras, el que se cambien las reglas cuando ya se han avanzado en los procesos organizativos, el que la población no esté lo suficientemente informada, como lo comprobamos que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha cumplido su rol de difundir la información para que todos conozcamos dónde están los centros de votación, cuál es el proceso para votar, y eso marca un déficit importante en las condiciones que garantizarían que el voto popular pudiera expresar la voluntad mayoritaria, que en democracia es lo que determina las grandes decisiones de un país.

¿Cómo podría recuperarse la confianza de los ciudadanos en las elecciones?

Eso es una tarea que le corresponde principalmente a los responsables del sistema electoral, a los órganos del Estado que tienen que ver con esa realidad, pero creo que en este momento es importante la participación activa de la ciudadanía que ha hecho el trabajo de informar, compartir lo que sabe, aclarar dudas y, sobre todo, en una convocatoria generalizada a la participación, que me parece clave en este momento. Cualquier intento para limitar las posibilidades de participación son contrarias al espíritu verdaderamente democrático. De hecho, ya hay limitaciones claras, parte de la población que está fuera del país e incluso en la geografía nacional, se ven limitados en el ejercicio del voto, por lo que deben darse las condiciones necesarias para que la inmensa mayoría, como lo han expresado y se ven en las encuestas, ejerza su voto.

A su juicio, ¿qué papel juega la sociedad civil para que haya elecciones libres y democráticas en el país?

Es importante que se vean que no son solos los partidos políticos los que tienen un rol en las elecciones. Los partidos políticos agrupan voluntades, pero en realidad toda la institucionalidad, toda la sociedad venezolana tiene una responsabilidad que cumplir. Responsabilidad que cumplen los padres de familia orientando a sus hijos, los organismos gremiales facilitando información, las instituciones educativas señalando los grandes principios democráticos, la Iglesia desde su rol específico de iluminar las consciencias, toda la sociedad civil, porque no es un tema solo de las organizaciones. No solo ellas se verán favorecidas, es toda la nación la que se verá afectada por los resultados de las elecciones y por eso se debe participar en este proceso.

Las tensiones en Venezuela van en aumento pese a que en distintas oportunidades se ha apostado al dialogo, ¿cómo ve la posibilidad de dialogar y buscar soluciones pacíficas para las diferencias entre factores políticos y los problemas del país?

El diálogo siempre es posible y se han hecho muchos intentos de diálogo en los que también ha participado la Iglesia. Se puede recordar en alguna ocasión que incluso enviados del Santo Padre Francisco ayudaron al encuentro de los factores políticos que hacen vida en Venezuela, pero para que haya un verdadero y auténtico diálogo, tienen que darse las condiciones. La primera de ella es que se quiera dialogar, que no se utilice el diálogo simplemente como un arma de dilación de las respuestas o como un mecanismo propagandístico. En el diálogo se le da la apertura al otro y lo que dice, no se trata solo de expresar las propias opiniones, sino también de estar dispuesto a escuchar a los demás.

Desafortunadamente hasta ahora los intentos de diálogo político en el país no han obtenido los resultados que esperábamos, aunque creo yo que en la base de la población, en sus relaciones ordinarias, se ha aprendido a dialogar, a encontrarse y reconocerse. En las comunidades vemos cómo se reconocen en medio de las diferencias. Los políticos deberían entender eso que hace la gente, porque si no, no es posible resolver problemas cotidianos, y también debe hacerse para las grandes decisiones de la nación.

¿Tiene la CEV alguna agenda para cooperar en la búsqueda de acuerdos y soluciones?

Nosotros no tenemos una propuesta específica, pero la CEV siempre ha estado abierta al diálogo, a escuchar opiniones. En nuestra próxima asamblea, que será entre el 7 y 12 de julio, volveremos a analizar la realidad nacional. Particularmente asumiremos una reflexión profunda sobre las elecciones del 28 de julio y fijaremos posición ante lo que creamos necesario presentar al país.

¿Qué opina del rol de los medios de comunicación en la actual coyuntura?

En el ejercicio de cualquier profesión y, particularmente, en el ejercicio de la comunicación social, que tanta incidencia tiene en el quehacer cotidiano de las personas, debe estar guiado por los valores éticos. Las mentiras o medias verdades nunca son justificables. Entonces, los comunicadores sociales, dueños de medios de comunicación y todos los que participan en la actividad de la comunicación social, deben ser muy responsables con lo que comunican, porque no solo pueden causar confusión, sino que también alienta al desánimo y puede generar consecuencias mayores en la vida de las personas. Todo aquel que se deja arrastrar por las mentiras, debe responder por sus actos.

Monseñor González de Zarate, ¿cuál es el mensaje que quiere dar a los venezolanos y a quienes están vigilantes del panorama político en Venezuela?

Este es un momento muy importante en la vida de nuestro país. Venezuela necesita de todos nosotros, la participación activa, consciente y responsable en el proceso electoral es importante. Debemos estar informados para poder ejercer nuestro derecho al voto y debemos también para que se den las condiciones, para que el resultado exprese la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo. Los invito a todos a seguir con atención y a participar activamente en el proceso electoral del 28 de julio.