La normalización del maltrato infantil en Venezuela va de la mano con una crianza adultocéntrica

La normalización del maltrato infantil en Venezuela va de la mano con una crianza adultocéntrica

En Venezuela, se ha naturalizado como método de crianza la idea adultocéntrica de que los padres tienen la autoridad de maltratar a sus hijos, bajo la falsa premisa de que es una manera de corregirlos y evitar que se desvíen del “buen camino”.

Por María Iriarte / radiofeyalegrianoticias.com

Sin embargo, dicha mentalidad no solo minimizaría las capacidades de los niños, niñas y adolescentes para racionalizar una conducta inadecuada, sino que también perpetúa el ciclo de la violencia.

“Son todas creencias que justifican y reivindican una forma de crianza con violencia, que tiene una raya muy delgada e invisible, que traspasa con facilidad y se convierte en maltratos que van creciendo en frecuencia e intensidad, llegando a afectar la vida de los niños y las niñas”, alertó Fernando Pereira, educador y fundador de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias.

De acuerdo con un informe publicado en septiembre de 2022 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente tres de cada cuatro niños de entre dos y cuatro años (alrededor de 300 millones) son víctimas regulares de castigos corporales o violencia psicológica por parte de sus progenitores o cuidadores.

¿Qué es el maltrato infantil?

La OMS define el maltrato infantil como cualquier forma de abuso o desatención que afecte a un menor de 18 años, incluyendo el maltrato físico y emocional, el abuso sexual, la negligencia, la explotación comercial y cualquier otro tipo de violencia que amenace la salud, el desarrollo, la dignidad o incluso la vida del menor.

Al igual que en muchas otras problemáticas, Venezuela no cuenta estadísticas oficiales que midan la magnitud de este fenómeno, pese a que desde comienzos del año 2000 el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó al Estado a emitir cifras a fin de tener un diagnóstico real, actual, transparente y accesible.

En consecuencia solo se puede evidenciar un incremento de los casos a través de las publicaciones que se hacen en medios de comunicación y redes sociales.

El fundador de Cecodap afirmó que las cifras facilitan la toma de decisiones en torno a los tipos de violencia y permiten identificar el aumento de este fenómeno, así como las regiones, edades y géneros más afectados.

Maltratos más comunes en el país 

Pereira apuntó que el maltrato verbal es el más común, el cual la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna) define en su artículo 32-A como humillante y que usa palabras con la supuesta intención de corregir, profiriendo insultos, improperios o motes a los niños y niñas que pueden tener efectos emocionales y psicológicos.

El castigo físico también prevalece en Venezuela y ocurre cuando las acciones disciplinarias resultan en lesiones o daño físico, lo cual está tipificado como delito según la ley.

Asimismo, el abuso sexual afecta tanto a niños como a niñas en el país, quienes, por su vulnerabilidad y falta de poder, son más propensos a ser víctimas. La mayoría de las veces, los perpetradores son personas cercanas, con un vínculo afectivo y un nivel de autoridad sobre los menores.

La negligencia y la falta de atención, al no brindar los cuidados necesarios, también constituyen formas de maltrato que dejan profundas secuelas en su desarrollo.

Angeyeimar Gil, trabajadora social y defensora de la Red de Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna), explicó a Radio Fe y Alegría Noticias que tanto el maltrato físico como verbal suelen estar vinculados con el “adultocentrismo”.

El adultocentrismo es la idea de que los adultos siempre tienen la razón y eso les da la autoridad de dañar a los niños, niñas y adolescentes para que aprendan lo que ellos consideran correcto, que no necesariamente lo es porque es subjetivo en determinados escenarios.

“Muchas veces a los niños les pegan por cosas que no hay razón de pegarles. Por ejemplo, porque no se defendió en la escuela de lo que otros le dijeron o porque se comió algo de la nevera sin pedir permiso”, lamentó Gil.

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