A 67 años de la criogenización de James Bedford, el hombre que hoy sigue congelado a la espera de que le devuelvan la vida

A 67 años de la criogenización de James Bedford, el hombre que hoy sigue congelado a la espera de que le devuelvan la vida

No es Walt Disney sino James Bedford, el primer criogenizado de la historia, quien curiosamente se murió un mes y dos días después del fallecimiento del pionero de la industria de la animación estadounidense

 

Cuando Walt Disney murió de un fulminante cáncer de pulmón el 15 de diciembre de 1966 en el Hospital Saint Joseph de Burbank el rumor comenzó a circular y pronto se convirtió en leyenda. Se decía que su cadáver había sido congelado y estaba depositado en un lugar secreto a la espera de revivirlo cuando la medicina hubiese avanzado lo suficiente para curar su enfermedad y permitirle seguir circulando entre los vivos.

Por infobae.com





El creador del Ratón Mickey tenía 65 años y había sido un fumador empedernido durante casi toda su vida, lo cual le había provocado ese cáncer que hizo rápidamente metástasis y contra el que ni siquiera la terapia de cobalto, la más avanzada de la época, pudo hacer nada.

El rumor del cuerpo congelado creció a escala mundial sin que nadie le opusiera el más mínimo razonamiento lógico. No importó que la enfermedad había devastado el organismo de Disney al punto que ni un milagro -ni científico ni de otro tipo- podría recuperarlo, ni que jamás en la historia de la medicina se hubiese congelado un cadáver para revivirlo.

La historia sonaba tan fascinante e hipnótica como la visión de las escobas que el propio Disney había hecho danzar al compás de El aprendiz de hechicero, el maravilloso poema sinfónico de Paul Dukas, para meter en problemas a Mickey.

Pero si el rumor era pura fantasía, hubo dos hechos reales que lo hicieron digno de crédito.

Por un lado, debido al hermetismo de la familia, casi nadie se enteró de que el cadáver del hombre que revolucionó los dibujos animados había sido cremado dos días después de su muerte y sus cenizas inhumadas en el cementerio Forest Lawn Memorial Park de Glendale, en California.

Por el otro, que la idea de congelar a personas recién fallecidas para esperar tratamientos médicos había empezado a circular en algunos ámbitos científicos, propuesta por un excéntrico profesor de Física de la Universidad de Michigan, el doctor Robert Ettinger.

La técnica que había ideado se llamaba criogenización y -coincidencia o no- se utilizaría por primera vez apenas un mes y dos días después de la muerte de Walt Disney.

Ocurrió el 12 de enero de 1967, día en que se produjo la previsible muerte del profesor jubilado de psicología James Bedford, de 73 años, víctima de un cáncer renal que ya le había tomado también los pulmones.

Bedford estaba fascinado por las posibilidades que ofrecía la técnica de Ettinger y aunque sabía que, por su edad y su enfermedad, si lo “desfreezaban” en el futuro difícilmente podrían curarlo, decidió ofrecerse como voluntario y poner su cadáver al servicio de la ciencia.

Así el profesor Bedford se convirtió en el primer criogenizado de la historia, aunque la leyenda siga poniendo al Tío Walt en ese lugar.

Voluntarios frustrados

En 1965, la primera organización en el mundo dedicada a la criopreservación, la Life Extension Foundation (LES), quería promover sus actividades y ofreció congelar de forma gratuita a un voluntario.

Hubo varios, pero en ninguno de los casos se pudo utilizar sus cuerpos porque, por más que habían dejado por escrito su voluntad, los familiares se opusieron.

La situación de Bedford era diferente: había estado casado y tenía cinco hijos, pero por razones que no se conocen, vivía en un asilo de ancianos y nadie lo visitaba.

Debido al avance la enfermedad que padecía se sabía que moriría pronto, de modo que Ettinger y sus colaboradores de la Cryonics Society de California, dirigida por Robert Nelson, estaban preparados.

Ettinger inició una carrera contra el tiempo: era necesario tener todo preparado para el instante exacto en el que falleciera el paciente. “Reunimos el equipo necesario. Envié un compresor cardíaco y una máquina de ventilación pulmonar. La Compañía de Material de Congelación de Phoenix envió un féretro especial aislado con espuma plástica en el que el paciente quedaría embalado en hielo seco, temporalmente”, contó después en una entrevista publicada por el diario español ABC.

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