Alfredo Maldonado: It’s the economy, stupid!

Alfredo Maldonado: It’s the economy, stupid!

Creo que fue un asesor del entonces candidato presidencial Bill Clinton quien escribió la frase en un cartel levantado en brazos por encima del gentío, para recordatorio de un Clinton que divagaba ante la pregunta de un periodista.

No importa en realidad quién la dijo primero ni por qué ni para quien, pero es tremendamente oportuna para la Venezuela de estos días. Es importante para el régimen actual y para quien vaya a ser sucesor si es que acaso se llevan a cabo la primaria opositora y las elecciones presidenciales de 2024. Es importante ahora porque ése es el problema del actual Presidente, y será esemcial el próximo año sea cual sea el desarrollo electoral del país.

Los analistas en los diversos medios, oficialistas u opositores, hablan de elecciones, del juicio en la Corte Penal Internacional, de la necedad de Juan González, del Presidente Joe Biden y su hijo desvergonzado Hunter, de la muy probable Presidencia de Donald Trump, de los reales que Maduro fue a pedirle a los chinos y los cuales le habrían negado, del necio sueño de ingresar al grupo Brics, negado, dicho sea de paso, como si allí hubiese solución a la incompetencia.





Porque de eso es de lo que se trata, en realidad, de los polvos desatados por Hugo Chávez con respaldo militar y multipoblacional, continuados con torpeza digna de mejor causa por Nicolás Maduro y que envolverán a cualquiera que gane las próximas elecciones, sea Maduro, un cambiazo, la señora Machado o Perico Metralla, los polvos de este barro infecto en el cual estamos hundidos hasta las narices.

El problema, tanto si robaron en vez de hacer, que parece que sí, como si todo es calumnia y simplemente derrocharon, es que hoy tenemos una economía inexistente porque el país no produce nada, porque de la industria petrolera sólo quedan ruinas y se usa el poquito producido para pagar la colosal deuda con los chinos que nos legó Chávez, para pagarla barco a barco, y para regalarlo a los perjuciales chulos del mundo, los castristas de la feroz e improductiva tiranía castrista en Cuba.

Poco importa a estas alturas si un almirante trata de cubrirse de gloria con la toma ampliamente anunciada de un penal que era una especie de organizado club campestre para bandidos, toma de la cual al almirante disfrazado de combatiente se le escapan quinientos jefes del hampa que nadie sabe dónde están, la electricidad se corta en todas partes, el agua llega a veces si y a veces no a los residentes en todo el país, las oficinas públicas difícilmente sirven para algo, los policías y guardias tratan de defenderse con sobornos callejeros, los pocos que producen lo hacen a pesar del Gobierno.

Ése es el problema que el régimen de Nicolás Maduro ni resuelve ni sabe cómo resolver, el problema de una economía desconcertada con un salario mínimo que no rinde ni para el autobús y mucho menos para malvivir, el problema que heredará el próximo Presidente sea quien sea al punto de que el mejor negocio del castromadurismo sería pactar para convertirse en millonaria oposición.

Allá los militares y los policías mal pagados a pesar de sus pomposos generales y almirantes, allá los psuvistas empecinados que hacen el público que aplaude las necedades de Diosdado Cabello y las promesas fatuas de un Presidente que cuando viste de civil se ve mal y cuando se disfraza de Comandante en Jefe se ve peor, enorme y barrigón como el desastre que trata de manejar.

La oposición tiene iguales ambiente y perspectivas, se llena la boca de democracia, libertad y estilos superados desde el siglo pasado cuando con los mismos estilos nos llevaron a las manos populares pero incompetentes de un Hugo Chávez que le creyó los cuentos a los hermanos Castro hasta que lo mataron.

En 2023 tenemos un país que ha hecho de la revolución una tragedia y de la acción un delito continuo, que nos ha llevado al hambre generalizada, la desesperanza que lleva a miles de venezolanos pobres a cruzar el infernal Darién prefiriéndolo a morirse de hambre en su propio país, en 2023 somos los reyes mundiales de la migración estancados en las necedades ignorantes de unos y otros.

Quienes arreglen el problema quedan alguno que otro pero no son afectos del PSUV ni confiables para el Presidente, y seguimos con este bacalao a cuestas que ya se pudre y apesta. Un problema insoluble que se podría resolver, pero ni al castromadurismo ni a la oposición les da la cabeza para establecer la paciencia controlada para solucionarlo, porque se trataría de cambiar que todo lo tuvo y ahora sólo tiene pobreza e ignorancia.

Con un gobierno y una oposición igualados en el fracaso.