El club que enseña a reciclar a niños y adolescentes en Venezuela

El club que enseña a reciclar a niños y adolescentes en Venezuela

VOA

 

Cuando Michelle Delgado tenía 11 años y estaba en la escuela, asistió a una clase sobre el calentamiento global que despertó en él un interés genuino sobre cómo ser un agente de cambio para poder aportar al cuidado del medio ambiente en Venezuela.

Por: VOA

Tras estudiar diferentes opciones, el joven encontró que la mejor era el reciclaje, que es un proceso que busca convertir residuos en nuevos productos o materia prima.

Desde entonces, Delgado no solo ha puesto en práctica esta herramienta, sino que se ha propuesto expandir su aplicación a través de un espacio llamado el Club del Reciclaje.

Esta iniciativa fue creada por Delgado en 2018, luego de participar en varios concursos sobre el reciclaje y adquirir mayores conocimientos sobre su impacto y aplicación.

En sus comienzos, el objetivo del club era educar a las personas sobre el reciclaje por medio de actividades recreativas y dinámicas, pero ahora se han expandido con charlas en instituciones educativas y la apertura de un centro de acopio de material reciclable, aunque sin dejar de lado sus raíces.

“Para nosotros lo principal siempre fue, sigue siendo y será, hacer actividades recreativas y diversas donde puedas fortalecer al individuo. Es decir, si quieres hacer un cambio en el mundo, debes garantizar que el cambio viene de ti y tú ser el ejemplo a seguir para que ese cambio sea efectivo. De la práctica se hace la labor, no es simplemente decir: hay que reciclar, es hacerlo”, dijo en una entrevista con la Voz de América.

El Club del Reciclaje está dirigido a todo público. Sin embargo, Michelle Delgado explica que hay un especial énfasis por educar a niños, niñas y adolescentes.

“A través de los años de experiencia hemos determinado que los niños son los que reciben la información, los que están más atentos (…) la realidad es que si tienes un adulto de 30 años vas a tener que combatir contra 30 años que le han enseñado que eso es basura y va a la papelera o a una bolsa negra. Un niño de apenas 7 años, es eso, solo 7 años de malos hábitos de clasificación de residuos. Es una diferencia de números bastante significativa. Si llegamos a los niños va a ser un mensaje en cadena que va a llegar a todos efectivamente”, señaló.

Un centro de acopio para enseñar con el ejemplo

Aunque el Club del Reciclaje dicta charlas y actividades recreativas en escuelas y liceos, uno de los espacios donde más aprenden los niños y adolescentes es justamente su centro de acopio en el Complejo Educativo Leonardo Infante, conocido como la técnica popular de Campo Rico, en Petare, al este de la ciudad de Caracas.

En este espacio todos los sábados se reúne un grupo de jóvenes que se encarga de recibir y clasificar los residuos que lleva la gente.

Durante estas jornadas de recolección, los jóvenes han fabricado una gran cantidad de nuevos artículos, como porta vasos con tapas de plástico y budares a partir de la fundición de latas. Delgado destaca que en sus tres años de fundado, el centro de acopio ha recolectado alrededor de 15 toneladas de desechos que luego se convirtieron en nuevos productos o materia prima.

Agrega que el centro es un buen comienzo para aquellas personas que quieren comenzar a reciclar y no saben cómo hacerlo, ya que al acudir pueden aprender mucha sobre cómo se hace el proceso.

“En este centro trabajamos como una comunidad, no es solo una organización que se enfoca en educar, es una organización que se enfoca en que sea algo diario. Tenemos usuarios que van todos los sábados y llevan materiales y ya son parte del proceso de inicio a fin, aunque no tengamos en ese centro de acopio las instalaciones operativas de todo el proceso, si se le hace llegar el mensaje a las personas de que su pequeña acción va a tener una gran impacto en el ambiente”, apuntó.

Entre los materiales que el Club del Reciclaje recibe en sus centros de acopio destacan: papel, cartón, libros y cuadernos, plásticos, vidrio, aluminio, ropa usada y pilas y baterías.

Aunque Michelle Delgado está satisfecho con lo que ha logrado con el Club del Reciclaje hasta ahora, no oculta que podría hacer mucho más si contara con inversión pública y privada. Pese a ello, sus planes a futuro son ambiciosos y anhela poder concretarlos.

“Una de las limitantes que tenemos actualmente es el tema de traslado y transporte y algo de inversión en el sector público y privado, ya que está cadena de reciclaje requiere de una gran inversión para su infraestructura, aunque iniciamos desde cero y por cuestiones de la vida hemos tenidas que iniciar varias veces, cada vez que comenzamos desde cero lo hacemos con experiencia y con un valor diferente y seguimos hacia adelante”, expresó.

Una de las metas de Delgado es que el Club del Reciclaje se expanda por todo el país. “Nuestro objetivo en un futuro es que en cada unidad educativa del país exista un club de reciclaje donde ellos serán el centro de acopio y luego se pasa con un camión para recolectar los residuos para su disposición final”, detalla.

Con relación a las charlas que dictan, ya el Club del Reciclaje dio pasos importantes. Hace poco dictaron una charla sobre reciclaje en una escuela en Valencia, estado Carabobo. Al evento asistieron cerca de 160 niños, el aforo más grande que han tenido hasta ahora, de acuerdo con Delgado.

Aunque el creador del Club del Reciclaje sabe que les queda un largo camino por recorrer, cree que actualmente hay mayor conciencia sobre la importancia del reciclaje en Venezuela, algo que facilita más su trabajo.

Muestra de ese cambio por parte de la población, es la cantidad de llamadas que recibe para acudir con sus charlas a instituciones educativas, además de la gran cantidad de personas que cada sábado lleva sus residuos al centro de acopio.

“Cada día hay más personas que sienten que el reciclaje tiene que ser, y es la realidad, algo de hábito, diario, y es el mensaje que predicamos: el reciclaje tiene que ser como cepillarse los dientes, lavarse la cara, bañarse. Es el camino. Nosotros vemos el reciclaje como un universo de posibilidades, donde cada residuo puede ser la solución sostenible a una problemática mundial”, concluyó.

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