Carlos Ochoa: Conversaciones con Frank “Pollo”

Carlos Ochoa: Conversaciones con Frank “Pollo”

Frank “pollo” llamado así por su trabajo, es un joven de 37 años que es TSU y no tiene pensado arriesgar a su familia emigrando, porque a pesar de la crisis económica, la dolarización de hecho que transa casi toda la economía le cambió la vida, pasó de un trabajo de oficina con pocos ingresos y sin mucho futuro, a atender hambrientos comensales en la pollera más concurrida del sur de Valencia, un negocio que es un fenómeno y le da trabajo directo a más de 40 personas, desde parqueros y vigilantes, hasta cajeros, cocineros, aseadores y mesoneros.

El ingreso semanal de Frank supera cualquier cálculo, esta muy por encima del ingreso promedio venezolano, lo que le ha permitido organizar para bien su futuro, adquiriendo una vivienda y una moto, que alterna con un pequeño auto que repara el mismo.

Frank es un observador de la realidad, se desliza con agilidad entre mesas y pedidos ofreciendo el menú, que además de pollo asado y a la broster incluye parrillas y pizzas, postres y bebidas.





En una breve conversación con Frank a una hora en donde la clientela no revienta el local, mi compañero de mesa, un viejo amigo profesor jubilado universitario con una aguda capacidad para el análisis de contrastes sociopolíticos, me señala que Frank es un hombre que accedió a la modernidad en medio de un feudalismo socialista por una importante razón, Frank no vive como algunos de sus compañeros mesoneros que gastan todos sus ingresos sin darle la importancia que tiene esa acción, o muchos de los clientes del negocio que consumen de todo con ansiedad, dejando propinas de hasta 10 dólares, justificando el consumo porque hoy es hoy y mañana saldrán a resolver o a lo que sea para obtener un ingreso, esto equivale al como vaya viniendo vamos viendo de la filosofía popular, que se ha quedado en la psiquis colectiva de la pobreza como un atavismo que le resta importancia al mañana, porque entiende que la sobrevivencia es del presente, se vive para el hoy, a diferencia de los que planifican su vida, apuntando al futuro con objetivos como Frank, que representa una condición moderna, porque incluye al progreso en tiempo futuro.

La experiencia democrática anterior al chavismo construyó un relato moderno en la medida que convirtió a la educación en un agente de ascenso y movilización social, millones de personas estudiaron en escuelas y universidades públicas de alta calidad académica y en ambientes idóneos, en donde la idea moderna de progreso se hizo realidad en la industria no sin esfuerzo, “a nadie se le regala nada” se repetía en la familia y la escuela, esa máxima es la que ayudó a reconocer como un valor el esfuerzo personal con el colectivo, lamentablemente el populismo rentista petrolero fue minando la base moral de los venezolanos, llegando a la cima con el populismo socialista del siglo XXI, que ha retrocedido la calidad de vida y congelado el mañana de la esperanza a las dadivas de la bolsa clap y al resuelve de cualquier actividad que medio alcanza para no morir de hambre, por eso cuando en un día una persona del sector menos favorecido obtiene un ingreso superior al normal no piensan en guardar para mañana, se lo gasta de inmediato como cuenta Frank, que en sus dos años como mesonero tiene la experiencia que lo que el cliente exige principalmente es respeto y calidad.

Esa es la palabra clave, la mayoría descontenta quiere respeto por parte de los políticos de cualquier lado, una bolsa de clap, un par de zapatos constituyen una ofensa no una ayuda, creer que la mayoría descontenta va a asistir a votar en contra de Maduro porque no soluciona nada, es una subvaloración del venezolano que lo coloca a elegir entre el populismo bueno del malo. Me perdonan los amigos adecos pero no es cierto que con AD se vivía mejor, los pobres asumían el día a día como podían, otros de regular a mejor y una minoría disfrutaba de la renta petrolera sin producir nada o casi nada.

Cuando la dirigencia opositora comprenda que el respeto es la base de todo, se ganará la confianza para el mañana, el cambio o la transición, por la vía que se presente tendrá sentido político moderno, con el individuo como interlocutor que emprende o resuelve y no como espectador pasivo de su propia vida.

Pero el respeto al otro comienza por el respeto a sí mismo, en este sentido cabe preguntarse si existe respeto suficiente en el campo opositor, si el método de primarias que se anunció hace unos días contiene el suficiente consenso para que todos se sientan incluidos, este punto tiene mucha importancia, porque si el método no es incluyente, no tendrá la fuerza unitaria necesaria para tener el respaldo de los electores, cuando sea que toque convencerlos que Maduro es derrotable y de ahí comenzar la urgente reconstrucción del país con el respeto como divisa.