Los últimos de Mariúpol: los mil ucranianos que resisten en el laberinto bajo tierra de Azovstal

Los últimos de Mariúpol: los mil ucranianos que resisten en el laberinto bajo tierra de Azovstal

Imagen por satélite de una vista general de la fábrica de hierro y acero Azovstal, en Mariúpol el 9 de abril / Maxar Technologies

 

 

 





En Azovstal ya no crepitan los altos hornos ni repican los martillos. De la acerera, corazón de una de las empresas metalúrgicas más grandes de Ucrania, tampoco salen los kilos y kilos de chapas gruesas que sustentaban hasta hace un suspiro los buques de medio mundo. Solo existe muerte en este paraje industrial que riega el mar de Azov, al suroeste del país. Los únicos sonidos que emanan sus tripas son las voces de los últimos defensores ucranianos; ese millar de combatientes que resisten en el subsuelo de la fábrica y a los que Rusia amenaza desde hace días -ahora, a golpe de hambre y sed- bajo la obsesión de cerrar, al fin, el cerco de Mariúpol.

Por ABC

Es el ayer y el hoy de una siderurgia que vive la invasión, pero que continúa incólume a pesar de la asfixia a la que es sometida.

Viktor Mácha, un fotógrafo industrial checo que visitó la central en el marco de un proyecto para documentar Azovstal y MMK -su siderurgia hermana-, aún recuerda sus colosales magnitudes. «Es una combinación metalúrgica de estilo soviético con cinco altos hornos, una planta de coque, una acería y una laminadora de chapa gruesa», explica a ABC. Por aquel entonces, el reportero vio hierro, fuego y una gran masa humana. Y es que, durante su viaje a Mariúpol en 2016, albergaba a más de 25.000 trabajadores.