Marcos Hernández López: La ingobernabilidad democrática en Venezuela

Marcos Hernández López: La ingobernabilidad democrática en Venezuela

Marcon Hernández López @Herconsultores

La democracia venezolana ha confrontado una etapa de transición que no concluye, allí los esfuerzos del diálogo en México, toda una situación compleja que se articula a la crisis de los partidos políticos como puentes idóneos para dirimir el conflicto social vigente. Esta realidad ha minado las formas representativas de pensar la democracia y sus instituciones políticas de la mano de la ingobernabilidad política. Así, repensar la política es prioridad a la hora de dar interpretaciones sobre el surgimiento de liderazgos de corte populista carismáticos, que de la fatiga cívica y la antipolítica. Para los expertos en el tema de la ingobernabilidad compartimos su visión en el análisis de esta temática. 

La calma con que se inició el año 2014 en nuestro país, ha dado paso a un clima más tensa aún, en torno al cual se cierne una gran expectativa de acontecimientos que están por ocurrir. ¿Cuáles? Nadie puede saberlo a ciencia cierta, no obstante, en todos los espacios, públicos y privados, las conversaciones comienzan o terminan aludiendo a las condiciones de la crisis “que estamos viviendo” y la frase que se escucha con más frecuencia dice más o menos “algo tiene que pasar, esto no puede seguir así”. A efectos de contar con un marco de referencia para analizar la situación que observamos actualmente en Venezuela, en relación al binomio gobernabilidad/ingobernabilidad, emplearemos una propuesta conceptual desde una perspectiva enfocada al establecimiento de indicadores que discriminen niveles de gobernabilidad en un sistema político, en este sentido, nos resulta de utilidad el esquema de Philippe Schmitter el cual establece la existencia de cuatro factores generales que caracterizan una situación de ingobernabilidad, a saber:

  • La indisciplina, manifestada en los esfuerzos que realizan determinados ciudadanos para influir en las decisiones públicas por métodos violentos, ilegales o anómalos.





  • La inestabilidad, en cuanto fracaso de los intentos de la élite política para conservar sus posiciones de dominación o para reproducir las coaliciones preexistentes.

  • La ineficacia, entendida como la disminución de la capacidad de políticos y burócrataspara alcanzar los objetivos deseados y asegurar el acatamiento de ellos por medio de medidas de coordinación obligatorias o de decisiones emanadas de la autoridad del Estado, y

  • La ilegalidad, es decir, los esfuerzos realizados por los poseedores de un poder corporativo de alto nivel para evadir restricciones legales y constitucionales en su búsqueda de ventajas e incluso de su propia supervivencia

Es decir, la ingobernabilidad es una situación política desordenada, derivándose muchos elementos perturbadores al desarrollo económico de un país y consolidación de la justicia social. Muchos de los gobiernos del mundo luego de un tiempo determinado no responden a la voluntad popular y esto ha hecho que la mayoría de las personas al no estar identificado con ese gobierno o proyecto político, no haga suyas las líneas y ejecutorias del poder, legalmente establecido o no”.  

Para centrarnos en el análisis debemos empezar por reconocer, la soberbia de altos líderes de la revolución bolivariana, apuntalado con una dosis de deshonestidad y su estilo desafiante, no ayudan a buscar caminos de paz en Venezuela. Pero, también deberíamos hacernos una serie de preguntas ante un Maduro que no quiere dar un paso a atrás sino siempre escapando hacia adelante, ¿Cuánto cuesta la paz?, ¿Cuánto cuesta la reconstrucción emocional de un país?, ¿Cuánto cuesta construir una verdadera Democracia? … ¿Cuánto? Obviamente, la revolución quiere ciudadanos pasivos y no acepta la crítica porque no hace su propia acrítica, prefiere venezolanos sometidos a su proyecto Bolivariano.

En este momento histórico, emergen todo tipo de protestas, todas movidas por la lucha en una mejor calidad de vida, el gobierno ante esta situación busca controlar por todos los medios a la opinión pública, incluso activando circunstancialmente blackout informativo que ni el twitter se salva, las fuerzas policiales están siempre pendientes y activadas en las calles, las tanquetas circulan donde existan concentraciones y se detiene violentamente a los manifestantes. Esta realidad conduce a la confusión Estado / Gobierno, y lo que brota visiblemente es la cabeza del totalitarismo en su máxima expresión, hace que no funcionen los niveles intermedios que son los que tienen la misión para solucionar las demandas de una gran mayoría de venezolanos que exigen cambios políticos, democracia, respeto a la vida y justicia social. 

La ingobernabilidad es una situación que arruina peligrosamente la democracia, mostrando un escenario político nacional de destrucción que se compara con la temeridad. En la comprensión del caso venezolano, uno de los aspectos político que sembró la semilla de la ingobernabilidad fue lo electoral, el cuestionamiento movido por la brecha en los resultados del pasado 14A / 2013, en su esencia compleja fue traumático, estimuló la situación en el proceso de la ingobernabilidad en nuestro país. 

La ingobernabilidad es un concepto de la otra cara de la moneda de la gobernabilidad. Vale decir, nos proporciona la percepción necesaria de diversos elementos que disminuyen las condiciones de gobernabilidad en un momento histórico determinado, con lo cual, tenemos elementos para una comprensión más profunda y compleja de la situación. La noción de ingobernabilidad apunta directamente a la descripción de un contexto disfuncional que obstaculiza el normal desempeño del gobierno en funciones, así como las interacciones de la dinámica social en general para la articulación de demandas y toma de decisiones políticas en nuestro país.

En síntesis, las narrativas y la práctica gubernamental se han caracterizado en la acción por la antipolítica, las contradicciones, el neopopulismo, la violación del Estado de derecho y los derechos humanos. Es evidente, que el régimen no busca gobernar sino mantenerse en el poder; ante sus prácticas antidemocráticas, el régimen sólo se aferra a la imposición de sus estrategias y decisiones sin ser consultadas ampliamente con la población que es una mayoría que lo adversa.

Marcos Hernández López presidente de Hercon Consultores

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