Con escepticismo, comerciantes se preparan para la nueva reconversión monetaria en Venezuela

Bolívares y dólares en Efectivo. Foto @juanperazaphoto

 

Mientras la nueva reconversión monetaria, la tercera que vive la economía venezolana, se acerca cada día más, las expectativas de la población por las consecuencias de la misma no son de buen auspicio. Lo mismo ocurre para el sector comercio, que no cree en cambios importantes en la situación económica en general.

Por Humberto Contreras / lanacionweb.com





Para este sector, salvo la certeza de que la eliminación de seis ceros al valor de la inflamada moneda venezolana solo servirá para aliviar el peso de la cadena de dígitos en los procesos contables y de manejo de cifras, que sin duda se verán beneficiados, no hay expectativa de que la situación económica del país muestre recuperación.

El recuerdo de lo que ocurrió en los dos procesos anteriores, de los cuales hay memoria viva, no permite alimentar buenas expectativas respecto a un posible cambio positivo en términos generales para el país.

Así se pudo constatar en un breve recorrido por pequeños comercios de La Concordia, en conversación con sus propietarios o encargados, así como algunas personas en particular, como el caso del profesor Francisco Porras, quien es docente, “miembro de un sector muy golpeado por la situación económica en estos momentos”, según su propia expresión.

¿Qué espera de la reconversión?, le preguntamos. “Nada nuevo. Esto es más de lo mismo, dijo.  Seguimos con el mismo círculo vicioso de eliminar ceros, pero no está funcionando la economía. No hay sueldos dignos, no hay medidas económicas que traten de resolver esta situación, pues lo que hacen es eliminar ceros, pero la situación de la inflación persiste, sin cambios”.

Porras sospecha que esto va a seguir igual. “Sí, definitivo, asevera, porque no hay medidas que permitan pensar que se va a solucionar. Que se va a frenar la inflación. El hecho de eliminar ceros no indica en ningún momento que se están controlando los precios o que se va a eliminar la inflación, ni que haya una mejora para el aparato productivo. Simplemente, seguimos en las mismas”.

Agrega el educador que no cree que la producción industrial en el país se vaya a incrementar con este cambio de bolívar. “No, explica, porque para incrementar la producción, habría que llamar el capital extranjero, pues sabemos que el Estado no cuenta con recursos para hacer inversiones”.

El profesor Porras piensa que pronto se verán las consecuencias de esta reconversión. “Es un poco difícil determinarlo, pero yo diría que, en cuestión de seis meses, estaremos de nuevo viendo los precios en miles de bolívares, producto de la inflación”.

Y en cuanto a los docentes, desde el punto de vista económico, Porras indica que “seguiremos como estamos y peor, en lo mismo, pues el incremento de lo poco que han dado, no equilibra la balanza o, mejor, no homologa los ingresos que vayan a obtenerse para entonces, y mientras sigamos percibiendo salarios con moneda nacional, y comprando con moneda extranjera, pues, seguiremos en desventaja por completo”.

La reconversión genera costos

A Ludy Andreína Martínez, quien está al frente de J.A Electrorepuestos, en La Concordia, le preguntamos si están preparados para el proceso y dice que “la verdad es que ya hemos vivido esto dos veces. Manejar las cifras de los montos actuales en la computadora; en facturas, sistemas, pagos, en fin, son muchos ceros. Así que dentro de lo que cabe, puedo decir que la reconversión alivia un poco la parte contable, porque ya tiene cifras muy altas”.

—Pero en general, nos dice, preparados no tanto, sino evaluando, porque con el ajuste, se incurre en un gasto, ya hay que modificar todo el sistema. También implica pagos adicionales, por ejemplo, a la contadora, para que haga el cierre de ejercicio, crear otro, modifique libros y sistemas. En realidad, básicamente es un gasto, hasta cierto punto, hacer la reconversión.

Adicional a eso, hay que volver a cambiar todos los precios y etiquetar. Es algo, como se dice, un poquito complicadito. De hecho, hay personas que no lo entienden, que si hay que dividir por un millón, o eliminar los ceros; en fin, la gente tiende a confundirse, por lo que tenemos que explicarle al cliente, para que todo esté bien.

En su negocio, como en la mayoría de los que reciben pagos en pesos y en dólares, se supone, dice, que los precios en divisas no van a cambiar, “a menos que los distribuidores nos suban a nosotros. Hasta el momento no ha variado eso, y esperamos que siga así. Aunque hay algunas empresas que han anunciado que subirán diez, quince por ciento, pero no hay nada oficial todavía sobre eso”.

—¿Crees que podría haber resultados diferentes en esta ocasión?

— No. En realidad no siento que sea algo positivo este cambio. Lo único positivo es que será más fácil el manejo del dinero. Siento que va a ocurrir un aumento de la inflación, en parte como consecuencia de la percepción de los números, de las cantidades. Por ejemplo, un producto que hoy vale, por decir, diez millones, para muchos de los vendedores ahora son diez bolívares, y eso les parecerá poco. Y así podrá subir a doce o trece, por ejemplo. Eso se va dando como una cadena. Cada quien le aumenta un poquito, desde el más grande hasta el más pequeño. Eso no es positivo para la sociedad. Así que la conclusión es que va a afectar la economía, afecta el transporte, afecta personalmente a cada quien.

Solo va a ayudar los sistemas contables

Lorena Romero, gerente de Distribuidora Perlinca, un pequeño supermercado en La Concordia, dijo que “ya estamos trabajando en eso”.

—Estamos haciendo pruebas en un sistema paralelo, de modo que una vez se compruebe que funciona, cuando llegue el día se aplica. Nosotros ya tenemos la experiencia también para atender al cliente y poder explicarle las cosas que no entienda, con la mayor paciencia y la mejor disposición, para que no sienta desconfianza.

Dice Lorena que en su negocio se venden víveres, perfumería, artículos de limpieza, y para la reconversión, “en realidad no tenemos casi información. Solo que ya estamos acostumbrados con las dos que ya se han hecho, y basados en ello, tenemos la experiencia para acomodar el sistema y familiarizarnos con el nuevo cono monetario”.

— ¿Qué esperas de la reconversión? ¿Piensas que realmente va a haber cambios en la economía del país?

— Pues en lo que va a ayudar es a nivel de sistemas, de contabilidad, ya que las cantidades se nos hacen muy grandes, tanto para colocar los precios en un hablador, como para manejar los sistemas de compras, de nómina, de ventas, de todo. Pero para la economía en sí, pues ya tenemos la experiencia de las reconversiones anteriores, y solo habrá que ver qué va a pasar.

No es más que un pataleo de ahogado

Luis Eduardo Gallo Moreno, de la Farmacia Colonial, no espera mucho de la reconversión. Ya se está preparando para los cambios, dice, y pronto se sienta a hablar con su contador sobre el tema. Pero, nos explica, “para mí, la reconversión no es más que un pataleo de ahogado, porque en realidad, eso no va a funcionar”.

— Si fuera otro país, explica, y en mejores condiciones, sí podríamos decir que de repente podría haber algo nuevo, como ha pasado en otros países, pero aquí, en Venezuela, no están dadas las condiciones para ello, por el hecho de la presión que hay, y que en realidad no se ve salida, porque el sistema nos acorrala, por ejemplo, con la gasolina, ya con todo dolarizado, y nosotros ganando en bolívares.

Para Gallo, en realidad, ahora hay una abstinencia en el mercado para comprar, por el hecho de que hay mucha incertidumbre con respecto a eso. Las ventas cayeron demasiado, asegura. Si estaban bajas, ahora están peor. Ahora hay que esperar a ver qué va a pasar en realidad, pero todo el mundo está en zozobra por eso de la reconversión.

—¿Se mantendrán los precios en divisas?

— No. No creo. Pienso que momentáneamente habrá una estabilización, pero es lógico que la relación entre el peso y el dólar va a afectar el bolívar, igual que ha pasado en las conversiones anteriores.

— Entonces, después, ¿Qué viene? ¿Qué va a pasar?

— No hay nada claro, asegura. Solo una incertidumbre, por las dos experiencias que ya hemos tenido, y que no han servido para nada.