José Machillanda: Enjuiciar en política es construir sociedad democrática

José Machillanda: Enjuiciar en política es construir sociedad democrática

La revolución militarista después de la raquítica expresión de asistencia electoral el 8 de agosto, confirma pública e inobjetablemente lo acontecido el 6D de 2020, ahora el 8A de 2021, es decir, la huida llana e inequívoca de su supuesta base política. El revolucionarismo militarista desconoce por torpe lo que significa elegir. Elegir es un acto intuito persona para seleccionar o votar, con lo cual se convierte en un acto ético. Ético como valoración individual, donde nadie tiene que ver con el color, pero sí tiene que ver con quien se apuesta sobre todo porque ese acto tiene que ver con enunciar. Dice la ciencia política que el votar enuncia… nadie fue, no está enunciado.

Enunciar es un verbo crítico, propio de los demócratas por cuanto no se ordena, ni se vigila, ni se compra. Sí nace de la internalidad de los votantes que expresan para el candidato su aceptación. Es un proceso que demanda de liderazgo, sí de liderazgo, pero jamás de propaganda. ¡Enunciar no lo pudieron hacer lo primitivos rojos! Por cuando no pueden y no tienen -en un país destrozado, lleno de miseria y arbitrariedades- un referente para ejercer el voto.

Enunciar en política significa todo lo contrario a denunciar, que es la tesis y fundamento del revolucionarismo primitivo. La Venezuela del 2021, que está harta de denuncias y planteamientos disfrazados para distraer la incapacidad del régimen. El régimen revolucionario, tozudo, no ha podido comprender nunca qué es la política, que hoy no tiene Vías que pueden ser identificadas como acciones cercanas de un líder para cumplir con las resoluciones de las demandas prescritas y pospuestas. Es decir, este régimen nació del golpismo y la traición no entiende de ética, piensa que todo puede ser un engaño.





Enunciar en política es una expresión que transformarán, pero… las pruebas son todo lo contrario. Ello está a la vista. El régimen es la propia regresión política, el mejor ejemplo es la farsa del 8A, que inequívocamente explica la incapacidad como grupo y la imposibilidad de

enunciar. La venezolanidad democrática tiene claro que los gobernadores y alcaldes para nada tienen que ver con colores, pero sí tienen que ver con la decencia política que compromete al líder con la Constitución y la ejecución de la ética utens y la ética docens.

El revolcón electoral que ocurrirá el 21N como hecho único permitirá que el liderazgo político enuncie. Enuncie a través de ejercicio de la participación política. Enuncie haciendo política. Enuncie respetando el cuerpo de leyes y el proceso como tal, que nada tiene que ver con el revolucionarismo militarista. Con lo que sí tiene que ver el hecho electoral es con la ética y con la imaginación de un liderazgo que quiere construir una nación, pero no en forma vertical y militarista, sino con un liderazgo político emergente y sociedad libre y en libertad. Entonces, e puede enunciar que ese hecho electoral se corresponde con la democracia real.

El régimen que no pudo contar sus adherentes el 8A, se dará cuenta que la política es ciencia y el auditorio la sociedad, que es el cuerpo juez que está convencido que con el uso de las bocas de fuego y su empleo inmoral y cobarde no se hace política, pero sí se violan la ética y las leyes. El show del 8A es una prueba demostrativa de la flacidez y falta de control del militarismo revolucionario sobre sus electores. A partir de esta afirmación es evidente que, para el próximo hecho electoral, predominará la democracia. El acto electoral del 21N será una expresión de la cultura-paz que requiere la república.

El régimen farsante no le sirvió de nada el show grotesco porque no tienen Vías, no sabe de política -pero más grave aún- subestima al cuerpo societal venezolano, de donde se desprende que no hay líderes sino operadores de otro orden. El liderazgo político que sí sabe de política, que no le preocupa el partidismo, se centrará en el cuerpo societal. El cuerpo societal que no le tolera más revoluciones militaristas, obscenas y primitivas, reclama y demanda -como corresponde- un nuevo estamento militar que se aparte del conflicto político y se ocupen, enuncie la defensa de la república.

Es original,

Dr. José Machillanda Director CSB-CEPPRO @JMachillandaP

Caracas, 10 de agosto de 2021