Carlos Ochoa: Fedecámaras y el Síndrome de Estocolmo

Carlos Ochoa: Fedecámaras y el Síndrome de Estocolmo

Merece toda la atención como el sindicato de los empresarios, Fedecamaras, responsabiliza a la dirigencia opositora por la permanencia de Maduro en el poder. En Venezuela es excepcional que alguien reconozca sus errores y ofrezca una disculpa por sus equivocaciones y desaciertos. Ciertamente una de las consecuencias de no dar la cara por los yerros en política y en todo, es la pérdida de confianza.

Los resultados que reflejan algunos estudios de opinión muestran que un alto porcentaje de la población tiene una baja expectativa respecto a un cambio de gobierno en el corto plazo. Por supuesto es de suponer que como andan las cosas para Maduro esta tendencia puede cambiar de la noche a la mañana y cualquier decisión externa puede poner al gobierno ilegitimo contra la pared, transformando la realidad en otra muy diferente a la de hoy.

La verdad es que todos de una manera u otra somos corresponsables por la permanencia del régimen, porque ha habido equivocaciones de todos los sectores llamados a protagonizar el cambio, sin embargo lo que cabe es la rectificación para continuar la resistencia pacífica y democrática para recuperar la confianza y la esperanza con una pequeña ayuda de los aliados.





La convivencia con el régimen no es aceptable bajo ninguna circunstancia, no es igual sentarse con el gobierno ilegitimo para buscarle una salida democrática a la crisis política y humanitaria con el riesgo de no llegar a nada, que acordarse para convivir como si nada estuviera ocurriendo.

El síndrome de Estocolmo, llamado así por la paradoja que se da al desarrollar la víctima un vínculo afectivo con sus captores, convierte a la víctima en cómplice abducido, produciendo un daño antropológico importante al aceptar la condición de secuestro como un estado normal.

Los gobiernos de Chávez y Maduro con las expropiaciones, asaltos a propiedades y confiscaciones sin retribución ni derecho a la defensa de la propiedad, destruyeron la industria y convirtieron 5.000.000 de hectáreas productivas arrebatadas a sus legítimos propietarios en tierras ociosas que no producen nada, son ellos los responsables de la ruina, destrucción de puestos de trabajo y la hiperinflación más prolongada que ha sufrido país alguno en el planeta y somos nosotros los venezolanos de a pie los que sufrimos cada día,  porque no estamos dentro de ninguna burbuja económica ni estamos esperando turno para raspar la olla del erario público.

No se puede entender como después de tanta agresión ahora se espere un giro, cuando nada ha cambiado ni va a cambiar, ya perdimos la cuenta de los motores que jamás arrancaron, de los incontables planes para transformar a Venezuela en un país potencia, en las muchas promesas que reciclan para hacer creer que van a reactivar la economía, cuando la realidad es que no hay combustible ni vacunas, tampoco inversionistas dispuestos a arriesgar capitales en un país a punto de ser declarado estado fallido. 

Por eso resulta más que insólito el argumento de Fedecamaras de cargarle el muerto a la oposición en un momento tan complicado del país, es una decisión por decir algo que no suene mal, bochornosa, como ya la han calificado distintos voceros políticos y personalidades. El sindicato de empresarios con este paso de sumisión ha reconocido al gobierno de Maduro como su patrón.