Editorial El Nacional: Bienvenidos a su casa

Editorial El Nacional: Bienvenidos a su casa

Todos los venezolanos deben alegrarse por el hecho de que los ocho militares que habían sido secuestrados por las disidencias de las FARC estén de vuelta en sus hogares. Eso es indudable. No merecían ser víctimas de un conflicto turbio y manipulado ni pagar los errores de ninguno de los bandos.

Los guerrilleros entregaron a los soldados sanos y salvos, afeitados, en buen estado de salud aparente y con los uniformes limpios. La foto divulgada los muestra felices, como era de esperarse, compartiendo una bolsa de frituras y una lata de chocolates típicos y muy populares en Venezuela. Esa fue la bienvenida que les dio la fuerza armada.

Y, léase bien, los entregaron. Aquí no se puede hablar de rescate, porque previo a su regreso las disidencias de las FARC acordaron con la fuerza armada rojita una tregua. Le pusieron un nombresote a la operación, “Águila Centenaria”, pero debe haber consistido solamente en mandar unos cuantos vehículos con unos soldados a recoger a los pobres secuestrados. Allí nadie echó un tiro, gracias a Dios. No hubo rutas alternas, mapas estratégicos, ataques sorpresa ni huida peligrosa.





Incluso, hay quienes afirman que desde el momento en que se declaró la “tregua” se vieron a los guerrilleros del Frente Décimo “celebrar” en varias poblaciones del lado venezolano. Sus motivos tenían, pues este logro les permitirá seguir sus negocios en Venezuela sin que nadie los perturbe. Se levantaron las alcabalas, así que tienen paso libre; no hay uniformados en la zona que ellos aseguran controlar. Al parecer ni siquiera se les opondrán los integrantes de la Segunda Marquetalia de Iván Márquez, amigos del régimen. Como resultado, el territorio fue dividido entre dos grupos de subversivos, con la diferencia de que uno tiene el respaldo madurista.

La terrible noticia es que el ministro rojo admitió que siguen buscando a dos soldados venezolanos desaparecidos producto del conflicto. Nada se sabe de la suerte de Abraham Belisario Bastidas ni de Danny Vásquez desde hace aproximadamente 40 días. Las madres de los muchachos aseguran que el general del régimen no les ha dado ninguna información, ni siquiera de los operativos que se realizan para rescatarlos con vida.

Este conflicto en territorio venezolano nada tiene que ver con el país, pues se trata de un enfrentamiento entre dos facciones subversivas que evidentemente se disputan la zona con ayuda de un tercero, que es nada menos que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Es un asunto turbio pues no se sabe para qué quiere cada grupo el control y mucho menos por qué uno recibe ayuda de los oficiales del régimen. Las terribles consecuencias las sufren los habitantes de la zona y también los soldados de bajo rango, como los secuestrados o los 16 muertos.

Lo malo es que Apure no es el único estado que tiene presencia de subversivos colombianos, son varias las regiones en las que están haciendo vida. En eso sí han sido buenos gerentes los de la casa, en importar la narcoguerrilla y exportar a alborotadores de la paz ciudadana. Un negocio sucio que a algunos de este lado de la frontera no les conviene que se ventile, pues podrían subir el precio de las recompensas.