Los efectos del estrés en la piel y cómo combatirlos

Los efectos del estrés en la piel y cómo combatirlos

Foto archivo: Vanity Fair

 

Aunque cada vez están menos estigmatizados, los trastornos mentales, que afectan a gran parte de la población mundial, siguen siendo un tema algo tabú. La Encuesta Nacional de Salud que el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Estadística realizan en España, solo ha abordado este tema en sus dos últimas ediciones (2012 y 2017). A pesar de que en los resultados de dicha encuesta se dio a conocer que el 7,36% de la población española sufre de ansiedad (y eso sin contar los casos no diagnosticados o no tenidos en cuenta para este estudio), parece que la sociedad actual sigue sin darle la importancia que merece.

Por Vanity Fair





La salud mental juega un papel vital también en nuestro bienestar físico, así como en poder lucir una apariencia saludable. Problemas como la ansiedad y el estrés, tan habituales en la población actual debido a nuestro frenético ritmo de vida, tienen graves consecuencias en nuestra salud, en especial en uno de los órganos más sensibles y delicados de nuestro cuerpo; la piel. Como bien nos explica el Dr. Pedro Catalá, doctor en Ciencia y Tecnología Cosmética y creador de Twelve Beauty, “el estrés y la ansiedad generan una hormona llamada cortisol que provoca la inflamación de la piel“, que provoca los síntomas que explicaremos a continuación. También el Dr. Eduardo López Bran de la clínica IMEMA afirma que cualquier alteración en nuestro estado psicológico normal, cómo pueden ser trastornos del ánimo, alteraciones del sueño, estrés, ansiedad o depresión puede conllevar alteraciones en nuestra piel.

¿Cuáles son los síntomas de una piel estresada?

Carmen Navarro, directora de los centros de estética CN, nos cuenta que los síntomas más comunes para identificar una piel estresada son: falta de luminosidad y tono apagado de la piel, obstrucción de los poros, deshidratación (lo que hace que puedan llegar a verse más las líneas de expresión), rojeces y molestos picores cuando se exponen a fuertes cambios emocionales o de temperatura y, en muchas ocasiones, granos y brotes de acné. Existen también otros factores que nos indica el López Bran, y es que tanto el estrés como la ansiedad pueden tanto desencadenar problemas dermatológicos que a veces no tienen una carga genética suficiente para expresarse clínicamente de manera espontánea y que en presencia de factores psicológicos como los anteriormente mencionados sí se manifestarían, como empeorar otras enfermedades dermatológicas como la dermatitis seborreica, el acné o la psoriasis.

¿Qué podemos hacer para combatir todos estos síntomas?

Demostrando la importancia que tiene sentirse bien por dentro para poder sentirse bien por fuera, tanto el Pedro Catalá como Carmen Navarro coinciden en que para que estos síntomas cutáneos mejoren, es crucial trabajar en nuestro bienestar mental. “Los síntomas desaparecen o mejoran apenas nos sintamos mejor, por eso lo mejor es intentar no perder la calma.”, nos indica Catalá. Pero, ¿qué podemos hacer para conseguir relajarnos y mantener la calma como nos indican los expertos? Carmen Navarro nos recuerda que la piel no es un órgano ajeno a todo lo que sentimos y lo que pasa por nuestra cabeza: “Si no controlamos esas situaciones no conseguiremos resultados óptimos. Podemos intentar desestresarnos con ejercicios de relajación, oxigenación…”

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