En esta sencilla cronología política la constante de los grupos en el poder son el protagonismo militar, la falta de institucionalidad, el débil cumplimiento de la ley y de la constitución y una economía de beneficios desde el poder, para amigos y aliados, que es propiamente la “economía-política”. Páez y sus socios. Los Monagas y su familia y amigos. Guzmán Blanco y sus “liberales” y compadres. Cipriano y Gómez y López y Medina y Pérez Jiménez, cada uno con su gente. Después se repite la historia con AD y Copei y partidos y amigos. Y en la misma lógica: Chávez y Maduro y sus bolivarianos y amigos. Varían las cifras y porcentajes en cada gobierno y la conducta personal del gobernante, pero en todos, la corrupción existió como “sistema” y la impunidad correspondiente. Como es historia reciente, sé que esto va a molestar. Mi intención es simplemente poner en evidencia un sistema de economía-política que en los últimos años ha sido tan brutal y excesivo que arruinó al país y confío que permita derrotar pronto al grupo dominante, que es una plutocracia de nuevos ricos, arrogantes y prepotentes. Estos plutócratas son el primer anillo de seguridad del régimen, aunque ha empezado a fracturarse, la ruina y emigración de las clases medias creó el “vacío” a ser llenado por un segundo anillo de seguridad “aguas-abajo” de miles y miles de funcionarios y militantes, con o sin uniforme. El tercer-anillo de seguridad es el pueblo más necesitado que el populismo alimenta y amedrenta y engaña y manipula. Este sector cada día más golpeado, está claro pero también muy necesitado, observa y espera. Y el cuarto anillo de seguridad son sectores opositores y gobiernos que se han beneficiado del “dadivismo” del régimen venezolano. Luego está la economía ilegal vinculada a la droga, minería y fronteras. De manera breve y descriptiva esta es la economía-política que permite entender la sobrevivencia del régimen en un país destruido. Complicidades y corrupción y represión en alto grado. A pesar de ello, creo que el régimen está debilitado, no caído, por sus divisiones internas, sus recursos económicos muy disminuidos y una geo-política global y regional que los pone a la defensiva.
La transición no es un cambio automático y su tiempo es indeterminado. Lo importante es la existencia de un descontento social general y aquí lo hay, así como grupos políticos organizados con una estrategia de sumar y no dividir y con la idea clara de un cambio real.