Voces de Libertad | Testaferro del diablo, por Omar González Moreno

“Son testaferros del diablo”… así dice la conocida canción del cantautor venezolano, Reinaldo Armas, y pareciera inspirada en el tristemente célebre Alex Saab en su prisión en Cabo Verde y próximamente en los Estados Unidos de Norteamérica.

Parece que ya nadie tiene dudas que el empresario de los Clap es uno de los testaferros, sino el más importante de todos, del jerarca del régimen, lo cual queda en evidencia ante las desesperadas acciones de la usurpación venezolana.

A tal punto llega la cofradía entre el déspota opresor de Venezuela y Saab que el primero habría realizado un multimillonario pago en euros y dólares a Baltazar Garzón y a otros abogados para que asumieran la defensa del presidiario de los calabozos de Cabo Verde. Y ¿de dónde saldría toda esa plata? Como era de esperarse, en un régimen forajido, de las arcas de la nación.





El autócrata habría sacado del empobrecido erario público 65 millones de euros y dólares para costear los gastos y honorarios de los juristas que están peleando, gracias a Dios sin éxito, la liberación del financista de la Operación Alacrán y el “aguantador”, como se dice en los bajos fondos, de la fortuna de los salteadores del poder en Venezuela.

Con el dinero gastado en la defensa del bandido disfrazado de empresario colombiano se pudo adquirir miles de ventiladores para unidades de ciudadanos intensivos de los hospitales del país, los recursos alcanzaban para la compra de un millón de pruebas de PCR para detectar el Covid-19, se hubiese cancelado unos 3,2 millones de cajas de alimentación para repartirlas a la población venezolana de bajos recursos.

Sin embargo, al rufián de la usurpación no le importa para nada si hay o no pruebas para descartar el coronavirus, a él le tiene sin cuidado la realidad en los hospitales del país, a él solo le preocupa que su compinche Saab caiga en manos de los estadounidenses y que empiece a cantar como canario allá en Miami.

Esta sería la razón por la cual en Miraflores están desesperados y angustiados; este es el motivo por el cual están moviendo cielo y tierra con el propósito de sacar a Alex Saab de Cabo Verde y evitar, a como dé lugar, que sea extraditado a los Estados Unidos.

Además de los riesgos que implica el aludido arresto, también hay que analizar otros aspectos como: 1) Sin Alex Saab en la jugada la adquisición de alimentos de pésima calidad de las Cajas Clap se dificultarán aún más; 2) Saab y otros de su misma estirpe son algunos de los que generaban acuerdos comerciales con Turquía e Irán a cambio del oro de sangre para traer gasolina al país y burlar las sanciones de los EEUU; 3) Una de las “cajas chicas” del usurpador queda temporalmente, y ojalá sea por siempre, fuera de servicio.

La verdad sea dicha, sin Alex Saab en el panorama la realidad de la usurpación venezolana es aún más patética y difícil; sin él las cosas se complican y al régimen solo le quedará buscarse otro operador económico y mandarle una nota de voz al colombiano diciéndole: Lo lamento, el show debe continuar y tratar de echarle tierra hasta sepultarlo en el olvido.