David Mendoza: Males Globales y el Chapulín Colorado

David Mendoza: Males Globales y el Chapulín Colorado

Aún cuando existan quienes insistan en blandir el nacionalismo y nieguen a la sociedad abierta, la verdad es que es algo así como pararse frente a un tsunami con una tabla de surf. No es posible detener la realidad global, porque simplemente llegó para quedarse. Se va a quedar con lo bueno y lo malo. Se va a quedar a lo grande, a lo global. Sin embargo, la negación de esta realidad, lleva a los enemigos de la sociedad abierta a cometer errores en la geopolítica mundial. Hoy ocurren enfrentamientos económicos entre los países a escala global, afectando al resto del planeta. Ya no estamos en una pelea de boxeo de espectadores, sentados vitoreando a uno de los boxeadores; ahora no hay ring y el boxeador le puede pegar a todos. Hemos presenciado la pelea de USA y China en materia de aranceles, el desafío de Rusia a la OPEP y a menos de un día de esto,  los anuncios de Arabia Saudita que desplomaron los precios del crudo en los mercados internacionales y pare uno de contar. Ahora es que se va a poner buena la pulseada esta de campeonato mundial.  

Y Ahora… ¿Quién podrá defendernos?

Antes de que aparezca Roberto Gómez Bolaños en mallas rojas, con la capucha, las antenitas, el corazón en el pecho y el chipote chillón, sería bueno dar otro ejemplo de la realidad global que también es actual y que, es más grave que la guerra del “share” de mercado que protagonizan Rusia y China. Me refiero a la enfermedad producida por el “Covid 19” perteneciente a una familia de los (Cov), conocida como “coronavirus”. Esta enfermedad infecciosa es un vivo ejemplo de los riesgos que la globalidad enfrenta, y para los cuales no estamos preparados, por culpa de esa visión provinciana de sociedad atomizada en naciones, con gobiernos egoístas que no  entienden que el mundo no gira en torno a ellos, y que la solidaridad y la corresponsabilidad son las bases de la economía del futuro. Sólo a través de la acción conjunta y generosa, vamos a poder afrontar los retos que se nos vienen. Además, siempre será más barato prevenir los males que enfrentarlos, y por si fuera poco, en el caso que nos ocupa, el potencial dañino de los riesgos que enfrenta la humanidad es gigante. 





¿Existe la Institucionalidad Internacional para poder enfrentar los retos del futuro?

La institucionalidad existente es aquella creada como consecuencia de la segunda guerra mundial. Estamos hablando de la Organización de Naciones Unidas, del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, entre otras. Ahora, yéndonos a los profundo, no es un secreto el enfrentamiento que la administración de USA ha tenido con la ONU y los retrasos en los aportes para su funcionamiento. Tampoco, que la conformación del Consejo de Seguridad es un reflejo del resultado de la guerra, lo cual limita su visión del mundo. Todos sabemos que una gran cantidad de sus países miembros tiene regímenes autoritarios. Por lo tanto, no parece la ONU tener la capacidad de ser la llamada a atender la problemática descrita por las limitaciones que presenta. Y para no hacer el cuento largo, de todas las Instituciones mencionadas, la que pudiera gozar de la autoridad internacional, y a la que la casi totalidad de los países ha respetado desde su nacimiento es la Organización Mundial del Comercio (OMC).   

¿La OMC qué haría?

Se requiere que las transferencias de recursos norte sur se reanuden. No se trata de mendicidad ni de caridad, se trata de sentido común y justicia. No es posible que el mundo desarrollado pueda mantener su nivel de vida y el acelerado ritmo de crecimiento que mantuvo antes de la pandemia, sin la aportación que realizan los países subdesarrollados (no quiero hablar de países en vías de desarrollo, porque la mayoría de estos países no tienen esas vías ni siquiera definidas). La salud es un bien público global, no pueden pretender los países desarrollados que el problema de la salud en África Subsahariana, o en cualquier otra parte del sur no es su problema, porque se estarían auto engañando. No puede pretender el mundo desarrollado, que sólo ellos pueden a través del comercio, mejorar los niveles de productividad de sus sociedades. En la medida en la cual las brechas de conocimiento y las económicas se agrandan entre el norte y el sur, también lo hacen las dificultades del sur para luchar por erradicar la pobreza extrema, para luchar contra las enfermedades, la desigualdad, para tener regímenes democráticos y honestos. En fin, negarle al sur la posibilidad de incorporarse al desarrollo, es negarle al planeta todo, un mejor nivel de vida. Y pretender que la agenda 2030 va a resolver los problemas que supone sin transferencias de recursos norte – sur, es bastante más que ridículo.  Ahora bien, las transferencias norte sur deben ser rediseñadas. No sólo las transferencias de estado a estado deben ser tomadas en cuenta. Es necesario que las corporaciones globales asuman un rol protagónico en este campo. Siendo necesario, claro está, aclarar que las transferencias pueden ser financiadas por diversas vías: responsabilidad social empresarial, donaciones, financiamiento a través de la emisión de derechos especiales de giro por parte del Fondo Monetario Internacional (los países desarrollados transfieran porciones de tales emisiones a los países subdesarrollados para que éstos los usen como garantía), pero también tenemos que hablar de impuestos globales. Tributos globales para las corporaciones globales, que operan en un mundo global. Aquí entra la Organización Mundial del Comercio (OMC). Qué haría. Pudiera convertirse en un ente pechador de impuestos e incluso recaudador. Por qué no. La ejecución del presupuesto financiado por estos recursos pudiera también realizarse de diferentes maneras. Por ejemplo, un plan de acción elaborado por expertos pudiera ejecutar una alícuota, un comité evaluador pudiera poner a disposición una serie de proyectos para que levanten el capital necesario en un mercado (oferta y demanda) cada cual financia lo que le es más afín. Parte del financiamiento pudiera ser dirigido a ONG´s y no a gobiernos que manejen altos niveles de corrupción o que representen regímenes autoritarios, o cualquier otra forma no democráticas de gobierno. En conclusión, la OMC pudiera jugar un papel decisivo para el futuro de la humanidad en conjunto con la ONU. La primera como el ente tributario y la segunda como uno de los entes ejecutores o coordinadores. Claro, hoy día Rusia, China y USA están jugando un juego geopolítico de pulso y puñal. Ojalá las grandes corporaciones se salten un poco las talanqueras de sus gobernantes y ellas mismas impulsaran estas medidas. Sin embargo, el presente está demandando un cambio de paradigmas económicos, donde la solidaridad y la corresponsabilidad en materia de bienes públicos globales serán determinantes para la supervivencia de la humanidad y también de las corporaciones globales.

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