Temen ciclo de violencia tras asesinato de dos indígenas Yanomami en Brasil

Temen ciclo de violencia tras asesinato de dos indígenas Yanomami en Brasil

FOTO DE ARCHIVO: Los indios yanomami bailan en la comunidad de Irotatheri, durante un viaje gubernamental para periodistas, en el estado de Venezuela, en el sur de Amazonas, a solo 19 km (12 millas) de la frontera con Brasil, el 7 de septiembre de 2012. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins / File Photo

 

Una asociación representante de los Yanomamis en Brasil alertó este sábado sobre la posibilidad de un nuevo “ciclo de violencia” en la gigantesca reserva de esta etnia en la Amazonía luego de que un grupo de “garimpeiros” (mineros artesanales) asesinaran a dos indígenas.

El temor fue manifestado por la Asociación Hutukara Yanomami en una carta pública en la que pide una investigación exhaustiva de los homicidios y que el Estado expulse a los miles de “garimpeiros” que invadieron la reserva Yanomami.





“Nuestro temor es que familiares de los Yanomami asesinados decidan vengarse de los garimpeiros siguiendo el sistema de Justicia de la cultura Yanomami, lo que puede genera un ciclo de violencia que resultará en una tragedia”, asegura la organización.

La asociación compara la actual tensión en la reserva a la que existía en 1993 cuando enfrentamientos entre indígenas y garimpeiros desembocaron en la llamada Matanza de Haximu, cuando los mineros ilegales asesinaron a 16 Yanomami, en un caso que la Justicia reconoció como el primer genocidio en la historia de Brasil.

Los Yanomami, una etnia contactada pero que sigue viviendo como lo hacían sus antepasados hace más de un siglo, viven en aldeas amazónicas distribuidas entre Brasil y Venezuela.

Sus tierras en ambos países, en las que actualmente viven unos 35.000 indios, conforman el mayor territorio selvático indígena del mundo, pero las comunidades enfrentan graves amenazas por la invasión de mineros ilegales, principalmente buscadores de oro, y por el avance de la deforestación.

En Brasil su reserva cuenta con 9,6 millones de hectáreas, lo que la convierte en el mayor territorio para una única etnia en el país.

De acuerdo con la Asociación Hutukara Yanomami, el incidente que ha generado temores de una nueva matanza ocurrió el 12 de junio en una región selvática próxima a la aldea Xaruna, en jurisdicción de Alto Alegre, municipio del estado brasileño de Roraima.

Según la organización, un grupo de jóvenes Yanomami se aproximó a un campamento de garimpeiros para pedir comida y, no satisfecho con la cantidad recibida, inició un enfrentamiento en el que murieron tiroteados los indios Original Yanomami, de 24 años, y Marcos Arokona, de 20 años.

Las organizaciones indigenistas calculan que actualmente hay unos 20.000 mineros ilegales en la reserva de los Yanomami.

“En un primer momento los garimpeiros llegan en números pequeños al territorio de una comunidad y buscan relaciones amistosas con los Yanomami ofreciéndoles comida y bienes de la ciudad”, según la asociación.

“Pero en la medida que aumenta el número de garimpeiros, el campamento se convierte en permanente, los mineros ganan más confianza en el territorio y comienzan a ver a los Yanomami como un obstáculo. Las peticiones de los Yanomami por comida y bienes son ignorados y las relaciones pasan a ser conflictivas”, agrega la carta.

A comienzos de junio, antes del asesinato de los dos indios, los Yanomami lanzaron una campaña mundial en busca de ayuda para expulsar a millares de “garimpeiros”, a los que acusan de estar acabando con la selva y con sus pueblos al propagar el coronavirus en sus aldeas.

La campaña #ForaGarimpo#ForaCovid busca conseguir 100.000 firmas para que el Gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, expulse a los extractivistas ilegales de su reserva y con ello se ponga freno a la propagación de la pandemia en el territorio Yanomani, el más vulnerable ante la COVID-19 en la Amazonía.

En la década de 1990, los Yanomami perdieron una quinta parte de su población por culpa de enfermedades propagadas por los mineros ilegales, cuya actividad es avalada por Bolsonaro, quien busca legalizar esta labor para, en sus palabras, llevar el “progreso” a los territorios indígenas del país.

La presencia de mineros ilegales en el territorio Yanomami ha crecido en los últimos meses alentado por la reducción de la fiscalización y por la retórica del líder.

EFE

 

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