Gustavo Coronel: Nicolás Maduro es el nuevo Manuel Noriega

Gustavo Coronel: Nicolás Maduro es el nuevo Manuel Noriega

 

La trayectoria de Nicolás Maduro se parece mucho a la de Manuel Noriega. Hasta tienen las mismas iniciales, NM o MN, ya que el orden de los factores no altera el horror de sus crímenes. La única diferencia es que Maduro nunca ha estado, que sepamos, en la nómina de pago de la CIA, como lo estuvo Noriega cuando proveía de armas a los Contras en Nicaragua. De resto sus trayectorias se parecen mucho. Noriega llegó al poder al morir Omar Torrijos, de manera misteriosa, en un accidente aéreo. Noriega parece haber estado involucrado en esa muerte. Maduro llegó al poder al morir el sátrapa Hugo Chávez y Maduro estuvo involucrado en esa muerte, ocurrida en La Habana en circunstancias nunca debidamente explicadas, en un momento en el cual Maduro – títere de los Castro – parecía ser más aceptable para los cubanos que la patética figura agonizante, a la cual se podía descartar como un condón usado. Noriega aprovechó la muerte de Torrijos para montarse en el poder y comenzar su enriquecimiento por medio del tráfico de drogas. Maduro se montó en el poder cometiendo fraude electoral, falsificando la firma del moribundo y emprendiendo, como Noriega, una vida marcada por el tráfico de drogas, el robo, la represión y el progresivo desafío en contra de los Estados Unidos. Así como Noriega duró en el poder unos seis años, así Maduro durará en el poder unos seis años. Durante esta etapa Noriega se enriqueció de manera obscena. Maduro también lo ha hecho, amparado en los grandes contratos concedidos a Odebrecht, la corrupta empresa brasileña que sobornó profusamente al chavismo y cobró miles de millones de dólares al régimen por trabajos nunca debidamente ejecutados.





En el caso de Noriega su caída fue precipitada por la muerte de un soldado de los Estados Unidos a manos de un guardia panameño, lo cual le dio a los Estados Unidos la excusa para invadir a Panamá. En Venezuela el proceso ha sido más complejo y ha requerido una cuidadosa planificación conjunta de países de la región, incluyendo USA, Colombia y Brasil, entre los más importantes. Hasta ahora la batalla abierta o la invasión militar han sido remplazadas por un cerco, por el estrangulamiento progresivo del régimen, lo cual es un proceso más largo pero menos cruento.

Pero la razón fundamental de la caída de ambos dictadores es la misma: el grado de corrupción y de represión a la cual habían llegado sus respectivos regímenes, los cuales llegaron a ser universalmente odiados, excepto por quienes se beneficiaban directamente de la corrupción y el abuso de poder. La diferencia entre los dos procesos ha sido el contenido ideológico del chavismo, el cual ha arrastrado a muchos compañeros de ruta en otros países, para quienes no hay dictadura de izquierda mala, no importa cuán corrupta e ineficiente y cuanta miseria imponga en sus países.

El final de la historia de Noriega fue su muerte en prisión, después de años de encarcelamiento. El mismo fin se avecina para Maduro, porque no hay transacción posible para él, no hay negociación que le pueda dar la libertad para vivir tranquilo en algún remoto lugar del planeta, disfrutando de sus dineros mal habidos. Los crímenes de lesa humanidad ni prescriben, ni son negociables, ni pueden ser objeto de amnistía por autoridad alguna, porque ello violaría las leyes internacionales aceptadas por el mundo civilizado. Y lo que se avecina para Maduro también se avecina para los 600 miembros principales de su pandilla: el castigo. Sin justicia el país corre el riesgo de verlos de regreso en pocos años, apoyados en sus dineros sustraídos al pueblo.

¿Quieren un ejemplo? Rafael Ramírez Carreño, a quien el país conoce como uno de los principales agentes de destrucción de PDVSA, acaba de decir que él será candidato a la presidencia “si cambian el actual Consejo Nacional Electoral”, el mismo organismo que apoyó por años y que ahora, por arte de magia, le resulta inaceptable. El país debe estar alerta ante estos intentos de regreso al poder por parte de las viudas de Chávez.