La estrategia de Jair Bolsonaro para intentar ganar en primera vuelta en los comicios de Brasil

La estrategia de Jair Bolsonaro para intentar ganar en primera vuelta en los comicios de Brasil

El equipo de campaña de Jair Bolsonaro ha decidido mirar hacia el nordeste. Esa parece ser la estrategia de los próximos tres días hasta los comicios, en momentos en los que las encuestas abrieron la posibilidad, aún lejana, de que el ultraderechista gane en primera vuelta, reseñó Infobae.

Así, Bolsonaro intentará seducir vía redes sociales a los votantes del nordeste, hasta el momento reducto del lulismo. De acuerdo con medios locales, no son pocos quienes subestiman la inserción del candidato en la región, debido a lo que definieron como el “voto avergonzado”: ciudadanos que lo apoyan pero no se atreven a decirlo.





Si ese fenómeno se convirtiera en tendencia, analistas comienzan a evaluar lo que hasta ahora solo Bolsonaro y sus más fieles seguidores evocaban, al respecto de una victoria en la primera vuelta.

Bolsonaro, que desde hace semanas lidera las intenciones de voto de la primera vuelta, tuvo un incremento de cuatro puntos porcentuales en la última semana y llega a 31% en una encuesta de Ibope y a 32% en otra de Datafolha.

Su más inmediato seguidor, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) se estancó en 21%.

Pero las proyecciones de votos válidos (es decir, aquellas que excluyen los votos en blanco, los nulos y las abstenciones) dan a Bolsonaro un 38% frente a 24% para Haddad. Aún lejos, pero menos, del horizonte de la mitad más uno de los votos válidos requeridos para ser electo el próximo domingo, sin segunda vuelta.

Los analistas atribuyen el avance del voto ‘bolsonarista’ al odio visceral que despiertan en una parte del electorado el PT y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción pasiva, que designó a Haddad como su sustituto.

Cambio de estrategia para el PT

El desempeño de Fernando Haddad en los últimos sondeos de Ibope y Datafolha y la posibilidad -aún lejana- de un triunfo de Bolsonaro en la primera vuelta acentuaron diferencias internas y llevaron al PT a buscar culpables, mientras ensaya algunos cambios de estrategia en la recta final de la disputa presidencial .

La campaña petista cambió su estrategia en relación al derechista, optando por nombrarlo por primera vez en los spots electorales. En uno de ellos, el PT afirma que el diputado votó a favor de medidas del gobierno Temer y “contra el trabajador” como la reforma laboral y concluye: “Ya basta de Temer”. En otro, lo compara directamente con Adolf Hitler.

Dentro del PT, la tensión se manifestó con un grupo que defendía que su candidato imponga más su personalidad y sea “más Haddad”, con el objetivo de amenizar los efectos del antipetismo, mientras que otro exigía el mantenimiento del guión original trazado por el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva – condenado y preso por la Operación Lava Jato-.

La mitad más uno

Para conseguir una victoria sin pasar por la segunda vuelta, sin embargo, Bolsonaro necesita una significativa transferencia de votos desde alguno de sus rivales, que diarios locales estiman en torno a un 12% de los votos válidos.

El actual diputado también podría beneficiarse de los índices de abstención de los electores brasileños este domingo.

Partidarios del candidato presidencial Jair Bolsonaro durante una marcha en la Avenida Paulista en Sao Paulo, Brasil, Septiembre 30, 2018. REUTERS/Paulo Whitaker

El director general de Datafolha, Mauro Paulino asegura que un candidato necesita entre el 43% al 45% de los votos, considerando el índice históricos de votos nulos y blancos cerca del 10%.

Las únicas elecciones presidenciales del actual periodo democrático con victorias democráticas correspondieron a Fernando Henrique Cardoso en los años 19914 y 1998.

En esas disputas el candidato del PSDB venció con el 43% y el 45% de los votos totales respectivamente. En ambos casos se impuso a su rival del PT, Luiz Inácio Lula da Silva.

Según un artículo de Folha do Sao Paulo, en ambas oportunidades la abstención y el voto en blanco estaba cercano al 20%, casi duplicando los actuales índices.