El chavismo durante 17 años basó su estrategia para el control hegemónico del poder en la construcción de un muro social, la versión del socialismo del siglo xxi del apartheid. Chávez dedicó horas en sus interminables cadenas en inocular odio social en los sectores D, E y F de la población hacia los sectores A y B, a quien culpabilizó de los grandes males del país y sobre todo de ser la fuente fundamental de las miserias de los más pobres.
Hoy con un país destruido, sin alimentos, con un aparato productivo público y privado en la ruina en el periodo en que el país ha recibido los mayores ingresos petroleros de su historia. Un país asolado por epidemias que habían desaparecido hace un siglo y con modernas epidemias y endemias terribles en medio de una injustificable ausencia de medicamentos y de una debacle inenarrable del sistema de salud. Con una deuda externa de alrededor del $300.000 millones, una hiperinflación de 270%, con un derrumbe del PIB del 10% en el 2015; que ha producido un brutal aumento de la pobreza que ha llegado a 73% de los hogares, con una pobreza extrema del 49,9% de la población, con lo que el hambre se cierne sobre 23 millones de venezolanos. Para cerrar este cuadro una destrucción de la industria petrolera que desde 1929, se había constituido en la principal industria del país y la fuente fundamental de la provisión de divisas.
Toda la narrativa del socialismo con la que se pretendió apoderarse del poder eternamente está hecha añicos. Chávez prometió alcanzar todo lo que ya teníamos. Todo lo prometido hoy esta al revés: somos más dependientes económicamente, con el agravante de ser una colonia del país más atrasado de América Latina como lo es Cuba, a quien pese a las penurias de la población le seguimos entregando 100.000 barriles de petróleo día. Se carece de las maneras de satisfacer las más elementales necesidades de la población como alimentos y medicinas. Mientras una burocracia rapaz y corrupta se ha robado la bicoca de entre $280.000 a $380.000 millones de dólares dependiendo de a quien le creamos si a los propios chavistas o las denuncias que ya comienzan a aparecer con las investigaciones de la nueva Asamblea Nacional.
Las colas que se forman en los 119.000 expendios de alimentos a nivel nacional se han convertido en las nuevas asambleas en donde la población comparte sus penurias. Ahí se encuentran todos los sectores para darse cuenta de que por obra y gracia del socialismo todos comparten los mismos problemas. La crisis derrumbo el muro social, que nunca fue otra cosa que el discurso de odio que vomitaba Chávez en sus dislates encadenados en el sistema nacional de medios públicos. La crisis unifico a la ciudadanía en el objetivo común de salir de este régimen. El 6 de diciembre se produjo el gran paso de la derrota masiva y contundente del PSUV, pero hay que seguir caminando en la dirección de lograr reconstruir la democracia y volver a la senda del desarrollo.
Pedro Vicente Castro Guillen
@pedrovcastrog