Judith Sukerman: Pañitos de agua tibia

Judith Sukerman: Pañitos de agua tibia

thumbnailjudithsukermanEl anuncio del incremento salarial y del bono de alimentación puede que sea tomado como un hecho positivo por un sector importante de la opinión publica nacional, sin embargo la hiperinflación que azota a nuestra economía hace que ese aumento ya esté muy por debajo del costo de la canasta básica venezolana.

De acuerdo a cifras publicadas por Centro de Documentación Análisis Social (CENDAS) para finales de Agosto de 2015 la canasta básica se ubicaba en Bs. 78.611,65 Bs. con una variación de 220% en comparación al mismo mes del año 2014, en la que se calculó a 54.070,03 Bs.

El incremento salarial decretado el pasado jueves es el cuarto aprobado en el 2015, que sumados los anteriores, suponen un aumento del 97% y aún así todavía está muy por debajo de cubrir las necesidades mínimas de una familia promedio venezolana





Esto demuestra que el problema no es el salario, el problema es que tenemos la tasa de inflación más alta del mundo, y no habrá aumento que valga hasta que no se reactive la producción y se tomen medidas económicas serias para controlar esos efectos adversos.

A partir del 1 de noviembre, tendremos más dinero en nuestros bolsillos, pero cada día que pase podremos comprar menos cosas con él. En definitiva el aumento de sueldo, no es suficiente, traerá como consecuencia más inflación y posiblemente incrementos en los indicadores de desempleo, pues pequeños y medianos empresarios no podrán soportar estos costos.

Nuestros gobernantes siguen empeñados en no atacar las causas de los problemas y recurrir a medidas improvisadas que mas bien agravan la situación, el país está lleno de ejemplos de esta mala práctica. En materia de seguridad vimos que la OLP fue lanzada con bombos y platillos y sus resultados han sido nefastos, no solo porque las cifras de hechos delictivos siguen en aumento, sino porque se ha desatado una guerra contra los cuerpos de seguridad que se ha traducido en ataques con granadas y la muerte a mansalva de varios funcionarios. El gobierno anuncia como gran logro la importación de casi 22 mil toneladas de alimento, mientras los pocos productores nacionales, son perseguidos y amenazados por quienes deberían ser los primeros garantes y promotores de lo hecho en Venezuela. Otro caso, a nivel local, lo vivimos en Valencia, tras una promesa, y un plan de emergencia, en cinco días se recogieron nueve toneladas de basura acumuladas por fallas persistentes en la recolección del aseo urbano, sin que hasta la fecha se haya presentado un plan para los días posteriores a ese quinto milagroso y en consecuencia, nuevamente vemos acumulaciones de desechos en las calles de la ciudad.

Este fin de semana, caminando por el sur de Valencia, conocí a Oscar quien con sus escasos 24 años ya es padre de 3 hijos, trabaja como vendedor en una ferretería, él sabe que la solución no es que le paguen más, ni que a su barrio entre una “ofensiva” de la OLP y se lleve a un par de malandros, que en pocos días volverán a la calle porque el sistema judicial está corrompido y porque en las cárceles ya no “hay cama pa’tanta gente”, sabe que para que el frente de su casa no esté lleno de basura tiene que pagarle a un carretillero que la saque a la avenida principal donde la ve acumularse con la de sus vecinos. Él, que tiene que hacer magia con su sueldo mínimo, que sale a “cazar” pañales y leche a diario, que cada día le cuesta más movilizarse en una camionetica porque hay menos unidades de transporte publico, que vive el miedo de transitar por las calles y comparte la desesperanza de muchos también sabe que la solución debe ser estructural y que solo podrá comenzarse cuando haya un cambio de dirección del país. Él, que votó por Maduro, me dijo que esta vez votará por la unidad democrática, porque “con pañitos de agua tibia ningún problema se resuelve”.

@judithsukerman / judithsukerman@yahoo,com / judithsukerman.com