Armando Martini Pietri: Supuestos especulativos

Armando Martini Pietri: Supuestos especulativos

ThumbnailArmandoMartiniPietriAgo2015El acto electoral por venir el 6 de diciembre en un país con normalidad no pasaría de ser una elección para renovar las autoridades del Poder Legislativo, serán electos 167 diputados o diputadas, 113 nominales, 51 por lista y 3 representantes indígenas de forma nominal. De este total, 66 serán electos en circunscripciones uninominales, mientras que 16 circunscripciones plurinominales elegirán dos candidatos o candidatas; y cinco circunscripciones elegirán a tres aspirantes. Es decir, un acto comicial con importancia sin que signifique como se afirma que de ello depende el futuro del país.

Las elecciones no presidenciales históricamente han tenido un nivel de abstención cercano al 40%. En esta oportunidad más del 75% de la población manifiesta la intención de sufragar y ese hecho, lo convierte en un proceso inédito no solamente por su esperada participación sino también por las características actuales de un país en crisis económica y social. Además de un ingrediente adicional, que hoy -a diferencia de otros tiempos- los independientes o como algunos los llaman “ni-ni” tendrán la última palabra y serán –sin duda- la diferencia.

Los escenarios pasan como es obvio, por la pérdida del PSUV o el fracaso de la MUD pero lo importante es lo que ocurra entre estos contextos y sus consecuencias para el país.





Primera teoría: –según algunos la más probable- que el chavismo gane la mayoría de escaños a pesar de obtener menos cantidad de votos sufragados. Es decir, la oposición combinada obtenga más votos pero el PSUV obtenga más diputados debido a la composición de los circuitos que tanto se ha denunciado.

Segunda hipótesis: según estudios de opinión es el más factible, la MUD tiene una ventaja de entre 20 y 30 puntos porcentuales sobre el oficialismo, venciendo por amplio margen en la suma de votos y en la mayoría de escaños.

Tercera conjetura: sorpresiva, poco probable pero posible, donde ninguno MUD-PSUV obtengan la mayoría y deban negociarla con una tercera fuerza emergente.

En todos los casos citados lo relevante, lo importante, lo más deseable será la aceptación de los resultados. De lo contrario la crisis política podrá brotar generando una situación indeseable que nadie quiere y cuyas consecuencias son impredecibles. Para ello los llamados radicales de lado y lado deberán ser controlados y más aun, convencidos de que ganes o pierdas, los resultados deben aceptarse para tranquilidad del país y sus ciudadanos.

Obteniendo el PSUV un triunfo -así sea por un margen muy pequeño-, se revalidaría la tesis que el país desea continuar con este modelo, estilo de gobierno, sin duda el oficialismo se profundizara y será menos tolerante con sus adversarios. De ser lo contrario, que la MUD resulte la ganadora el voto castigo, la molestia ciudadana se harán evidentes contra el gobierno y sus políticas, imponiéndose el dialogo y la negociación porque la imposición generaría desestabilización. Y de producirse que los independientes sean quienes inclinen la balanza, estará claro que el ciudadano se declara en rebeldía contra la MUD y PSUV, conformándose un nuevo polo de oposición que de mantenerse solido, obligaría a la MUD-PSUV ha entenderse, lo que daría la razón a los llamados radicales.

De lo anterior no se desprende nada inusual y que los ciudadanos no sepamos. Lo de cuidado y que merece atención –insistimos- es el reconocimiento de los resultados. Venezuela está en pérdida -como suele decirse cuando el avión va en caída libre-.

Ambos grupos en su esfuerzo para conquistar el voto independiente hacen ofertas electorales difíciles de satisfacer y cumplir. Ese es un aspecto importante que debe tomarse en consideración la desilusión, la perdida de fe y esperanza que florecerá en el ciudadano después de las elecciones cuando no se cumplan sus expectativas, se sienta engañado y estafado traería consecuencias similares al no reconocer el resultado electoral.

En todo caso es muy temprano en esta carrera para predecir cuál será el comportamiento ciudadano, falta mucho tiempo y sin duda se producirán acontecimientos que podrán cambiar el rumbo electoral y las intenciones del elector. Hay ausencia de un debate electoral parlamentario, los disparates gestuales y verbales de la mayoría de los candidatos, dan vergüenza y es como para salir corriendo. Habrá conflictividad social y turbulencia económica, los actores políticos seguirán cometiendo errores, ocurrirán detenidos de relevancia pública, otros políticos regresaran, medidas económicas vendrán, en el campo político se anuncian sorpresas, en la justicia se tomaran decisiones controversiales en fin puede pasar cualquier cosa, las variables son cuantiosas y caprichosas.

El oficialismo apuesta su suerte a poner de rodillas la crisis de escases y desabastecimiento además de reducir la inseguridad e inflación, dependiendo -en mucho y todo- de su gran fortaleza su capacidad de movilización. La oposición depende casi exclusivamente del voto castigo por el descontento generalizado y la pérdida de credibilidad y confianza en el presidente Maduro que es evidente y nadie discute. La alternativa o tercera opción se apoya en la no polarización y el enfado innegable e indiscutible de los ciudadanos –casi 40% según estudios- hacia los líderes actuales.

Sin duda será muy interesante el proceso que viviremos los venezolanos estas próximas semanas por venir -antes y después del 6D- que pondrá en tensión y nerviosismo al país, pero cuya recompensa, podrá ser la posibilidad de reconducir y restablecer los niveles de convivencia y representatividad de la población.

@ArmandoMartini