Juan José Moreno A.: Las falsas bases de un régimen farsante

Juan José Moreno A.: Las falsas bases de un régimen farsante

 

No queda duda a estas alturas de la supina incapacidad del actual gobierno para conducir a una nación que, como la venezolana,  es considerada semillero de intelectuales y hombres de ciencias que han aportado a la humanidad grandes beneficios. Una vez más el  jefe mayor de eso que todavía llaman revolución, demostró su total desconocimiento u ocultamiento de la realidad del país y del mundo  al anunciar las nuevas medidas económicas en el campo salarial para la sociedad.

Su anuncio del aumento de 30% como salario mínimo y del bono alimentario en un 1.5%, sobre los que rigen actualmente, vienen apenas a crear una ilusión en una población que conoce,  mejor que el Presidente,  que cualquier añadido en estos momentos en los ingresos del trabajador se convertirá en “sal y agua” aún antes de entrar en vigencia; pues no se trata de aplicar  una simple solución parcial pasajera sino de medidas económicas estructurales que abarquen la problemática general del desabastecimiento en Venezuela. Es difícil que exista en el país en estos momentos quien no entienda que lo de maduro se trata de una farsa relacionada con el proceso electoral que se avecina y que se saben perdidos. Pero además hay un importante agregado en este anuncio, según lo expresó el Presidente, su base de cálculo sobre la inflación está sujeta a cifras del Banco Central de Venezuela que estarían indicando una inflación de apenas del 80% y que por tanto el salario mínimo estaría por encima de ella. Falso y el jefe del Estado lo sabe, bastaría salir a la calle y preguntarle a cualquier venezolano, què producto no ha subido menos del 300% solo en este mes.





Esta posición y el anuncio de Maduro nos lo recuerda en aquella rimbombante sección de la Asamblea Nacional apenas iniciado el año 2014, cuando anunció que habría dólares a 6,30 para cubrir todas las necesidades del país. Todo el mundo sabía que eso era imposible menos él. Como todo el mundo en las áreas de la economía y las propias empresas dedicadas a  investigaciones sobre el índice de precio que la inflación acumulada para este año superará el 200%, la más alta posiblemente en todo el mundo.

Pero el Presidente sigue creyendo, y quien lo contradiga es un simple “capitalista ladrón” como abusivamente se atreve a llamar a quienes fabrican o importan  los pocos productos que alcanzamos a comprar los venezolanos con tan bajos salarios. Y su ceguera, ignorancia de la realidad circundante o falsedad, lo llevan a seguir cometiendo errores en cuanto las percepciones sobre el mercado petrolero y las posibilidades de alcanzar precios más adecuados para los crudos. Su pequeña rosca de “sabios”, entre quienes figura como principal asesor nada menos al causante de la quiebra de Pdvsa, Rafael Ramírez, le siguen pintando “pajaritos” sobre posibilidades de alcanzar los niveles de precios deseados. Y hablando de pajaritos, otra paloma es la que tendrían pensado pintarle a Venezuela, quienes realmente ejercen influencia sobre el mercado petrolero mundial, comenzando por Arabia Saudita. Así que el nuevo viajecito de la nutrida y muy costosa representación del país ante una nueva reunión de la Opep, solo quedará en eso, en otro gasto innecesario más de los dólares que no tenemos.

Y si de viajes innecesarios hablamos, tenemos que referirnos a los presidenciales, cuyas características lucen más como turísticos que oficiales. Quien se ponga a sacar cuentas llegaría, entre otras, a la siguiente conclusión: si al presidente Maduro le acumularan millas  por viaje, como hacen las empresas de aviación con sus pasajeros frecuentes,  podría darse el lujo de viajar en lo que quede de vida.  ¿Y cuál es el resultado? ¿De verdad han traído algún beneficio práctico para el país; o es lo que todo el mundo sabe, que siempre se ha tratado de prestar ayuda a países muy necesitados? Porque para el Presidente Maduro, la prioridad es ofrecer “claridad hacia afuera” y oscuridad por dentro, como se ha insistido repetidamente.

Y cuando hablamos de farsas no podemos dejar por fuera sus repetidos y variados argumentos de golpes de Estado contra la “institucionalidad del país”, cuando aquí todo el mundo sabe que los últimos golpistas son las personas que integran el  grupete de militares que participaron en los golpes del Estado del 4F y 27-11, y quienes hoy son los “cerebros” que tienen en sus manos los destinos del Estado, comenzando por el nefasto capitán Cabello.

Y puede causar hasta risa, si no fuera por lo estrictamente serio de la situación, que el Presiente insista ante el mundo en algo tan cómico como el de afirmar recientemente que la derecha es la que está también contra Dilma Rouseff en Brasil, y que todo el juicio que allá se le sigue forma parte de un golpe de Estado. ¿Acaso desconoce nuestro Presidente que en la mayoría de los países funciona la verdadera institucionalidad y que es lo que permite la independencia de poderes y la posibilidad de enjuiciar a un Presidente cuando “mete la mano”?