A apenas unas horas de haberse conocido la aberrante sentencia contra Leopoldo López, nuestro hermano de la causa democrática con quien orgullosamente he luchado durante muchos años a favor de La Mejor Venezuela, quiero hablarle a mis vecinos de Chacao, a mis compañeros de partido y sobre todo los venezolanos que sueñan con un futuro mejor: ¡no importa lo que haga la dictadura, nosotros no podemos dejar de luchar nunca!
Lo que no nos perdona la dictadura es que después de innumerables abusos continuados, de humillaciones, injusticias e insultos cobardes, el pueblo venezolano no se doblegue aún ante su pretensión totalitaria. Lo que no nos perdona la dictadura es que a pesar de todas las intimidaciones y de una represión cada vez más salvaje contra manifestantes pacíficos, más y más venezolanos venzan el miedo día a día y expresen abiertamente su inconformidad con la situación actual, así como sus aspiraciones de cambio. Lo que no nos perdona la dictadura es que desafiemos sus groseros privilegios producto de la corrupción, y propongamos pasar de la indignación y la resignación, a la acción pacífica y liberadora. Pero sobre todo lo que no nos perdona ni podrá perdonarnos nunca la dictadura, es que después de 16 años guardemos esperanza y tengamos cada vez más fuerza para oponernos a su infamia.
Conozco muy bien a Leopoldo. Soy consciente de la solidez de sus convicciones democráticas y del amor que siente por Venezuela; por eso estoy completamente seguro de que hagan lo que hagan no van a poder quebrar jamás su espíritu de lucha. Al contrario, a lo largo de varios años Leopoldo ha dado muestras inequívocas de saber cómo sobreponerse a todas las adversidades, y esta no será la excepción, esta será una prueba de fuego de la cual su liderazgo democrático saldrá más fortalecido.
Por eso hoy, hermanas y hermanos, quiero llamarlos a no dejarse llevar por la desesperanza que con esta injusticia quiere promover entre nosotros la dictadura; quiero alentarlos y decirles que no podemos decaer ni un milímetro en nuestra lucha por la libertad. Estamos obligados, ahora más que nunca, a seguir luchando hasta conseguir La Mejor Venezuela, esa donde podamos superar la pobreza en paz y en democracia.
La rabia que todos sentimos hoy debemos convertirla en energía revitalizante, eso ya lo hemos hecho y debemos volver a hacerlo.
Cuando Hugo Chávez cerró RCTV la rabia e impotencia de nuestra sociedad se manifestó en el despertar de una generación de estudiantes universitarios que, lejos de dejarse abatir, se lanzó a las calles produciendo un estremecimiento de la consciencia de los venezolanos. Toda esta fuerza desatada por una dolorosa injusticia, se manifestó con claridad en el rechazo popular de la reforma constitucional del año 2007. Hoy debemos hacer lo mismo; que el sacrificio de Leopoldo y la rabia que sentimos por su injusta prisión nos impulsen a consolidar el cambio en Venezuela.
Leopoldo no se rinde y nosotros tampoco nos podemos rendir.
Ahora es cuando… ¡Fuerza, fuerza, fuerza y Fe Venezuela!
@AlfredoJimenoR