Año de balas en Zulia

Año de balas en Zulia

CICICPC10052013-660x330

Los crímenes de 2014 se resumen en enfrentamientos entre bandas, venganzas y resistencias a la autoridad. En 10 meses se han reportado, según registros de La Verdad, mil 207 homicidios, sin contar los 237 delincuentes ultimados por los diferentes cuerpos de seguridad. Maracaibo se mantiene como el municipio más violento con 420 casos, le siguen San Francisco con 126 y Cabimas con 94. laverdad.com / Jéssika Ferrer Palma

En octubre, cuatro historias y 126 homicidios resumen el ensañamiento de los delincuentes y su pérdida de respeto por la vida. Los asesinatos del estudiante Ronny Javier Benavente Nava (22), la maestra Andreína Mercedes Figueroa Andrade (28) y el director del colegio Punta Iguana II, Suizo Américo Collazo López (58), están impunes. Y la comunidad tuvo que organizarse para atrapar al asesino del bodeguero Giovanny Enrique Paz Caldera, de 42 años. A todos los atacaron sin piedad, a unos para robarlos y al docente para vengarse, presuntamente, de su hermano.





Este año, en comparación con 2013 y 2012, el número de víctimas descendió, mínimamente, con los caídos entre enero y octubre de esa época, mil 210 en el primer año y mil 224 en el segundo período. Lo que varió radicalmente fueron los móviles, la Policía sustituyó el ajuste de cuentas por el enfrentamiento entre bandas y las venganzas; el 50 por ciento de las investigaciones se inclinaron a estas hipótesis, mientras que el robo y las riñas concentraron el otro 25 por ciento de las víctimas.

La migración de los criminales a otras latitudes ha permitido a los cuerpos de seguridad reducir, someramente, la inseguridad en la capital del estado. Ahora, los delincuentes acorralan a las poblaciones que hace cinco años se consideraban como las “más tranquilas”, entre ellas La Cañada de Urdaneta, Miranda, Colón y Machiques. Los extorsionadores los acosan y los sicarios en motos no los dejan salir de sus casas. En marzo, los vecinos del sector Los Potreros quemaron vivo a Luis Oquendo (45) cuando cumplía con un asesinato por encargo. “Si no hay policías, nosotros nos defenderemos”, opinó en ese momento la comunidad.

La esperanza de que se reduzca la inseguridad se mantiene, no por el número de funcionarios en las calles, sino por el asesinato constante de presuntos ladrones y extorsionadores a manos de la Policía.

Para leer la nota completa pulse Aquí