María Corina Machado: La salida y el CNE

María Corina Machado: La salida y el CNE

thumbnailmariacorinamachadoPor favor, entiéndannos, en Venezuela los empleados públicos somos en realidad presos políticos”. Desgarran el alma estas palabras pronunciadas entre lágrimas y a escondidas. Abordando el avión a Brasil, el joven ingeniero me lleva a un lado para transmitirme su angustia por no atreverse a aportar más a nuestra lucha. Su lucha.Este régimen asimiló muy temprano la lección cubana del terror colectivo.

Con amenazas masivas y castigos selectivos la sociedad “aprendería” también. El uso implacable de la Lista Tascón combinado con las captahuellas neutralizaría el voto castigo. Después de todo, el miedo no deja huella…
Controlar al “árbitro” electoral fue un objetivo prioritario. Con ello el oficialismo podría legitimarse año tras año y desmoralizar a la fuerza de cambio convenciéndola de ser minoría. Este control no sólo implicó la designación de rectores incondicionales al régimen, también la progresiva sustitución de la burocracia profesional del CNE y el cambio de las normas electorales para asegurar el triunfo.
Y los venezolanos finalmente aprendimos. En abril de 2013 entendimos que cuando las instituciones están sometidas al régimen en el poder y se enfrenta una dictadura, no basta ser mayoría y ganar la elección para lograr el cambio.
Hoy, el pueblo en la calle exige un cambio político, no un cambio de políticas. Queremos lograrlo lo antes posible, a través de uno de los mecanismos que contempla nuestra Constitución y que desembocan todos en un proceso electoral. Por ello, tenemos que lograr un sistema electoral confiable que garantice elecciones limpias.
No se trata de que otorguen 1 o 2 rectores “opositores”. De 2000 a 2006, 2 de los 5 rectores fueron afines a la oposición y el régimen impuso un control total del proceso electoral. Es indispensable la designación de 5 rectores que cumplan el mandato constitucional de ser “personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos”. Esto sólo lo lograremos manteniendo la protesta firme y pacífica en la calle.
Después de todo, la humillación de vivir con miedo, sí deja huella, en el alma, y es la fuerza que hoy impulsa a nuestros jóvenes, a sus padres y abuelos a luchar, arriesgándolo todo, por conquistar la democracia y la libertad.
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