La carne y el pollo en rebeldía contra la regulación

La carne y el pollo en rebeldía contra la regulación

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“Yo desde que comenzó todo este problema de escasez tengo un nuevo oficio, casi tuve que decirle al marido mío que iba a renunciar porque estar toreando la comida no es fácil. Que si hay carne en Santo Tomé, que si llegó el pollo al Bicentenario, no manita este es otro trabajo”, dice Cristina Veracierta, guyanesa decepcionada de la situación alimentaria que afecta a la región.

Con una mirada llena de desprecio hacia la realidad  que, como a otras personas que residen en Ciudad Guayana le ha tocado experimentar, contó cómo lloró de la rabia cuando la tuvieron que marcar “como vaca que va al matadero” para comprar pollo en el Supermercado Bicentenario. “Noj… me mandaron a hacer una cola kilométrica y luego pasó un tipo tratando a todo el mundo mal a marcarle la mano con un número porque sin eso no podías entrar a comprar”, relató Veracierta, quien es madre de 5 niños.

“No se puede vender barato cuando se compra caro”, argumenta la mayoría de los vendedores. De ahí que los precios en la calle están totalmente desligados del panorama que pinta el Gobierno bajo la creencia de la regulación.





Problema estructural

Para Andrés González, carnicero del mercado de San Félix, es imposible vender la carne a precio regulado ya que el proveedor la vende a un precio mayor al regulado. Aunando a eso el mercado tiene la cava de carnes dañada, lo que trae como consecuencia que no se pueda comprar al mayor porque no se cuenta con “el recurso esencial después de la carne”, explicó.

Para los pocos carniceros y polleros que quedan allí, el alcalde José Ramón López debería cumplir su palabra, puesto que desde hace meses no se realiza la feria de la carne, aquella en la que se conseguía la proteína a precio regulado. “Al final quedamos igual: sobreviviendo a la crisis”, agregó el hombre que lleva 15 años dedicándose al arte del corte de los bovinos.

Para el dueño de una carnicería en Los Olivos no existen realidades paralelas, solo ésta, en la que no se puede vender la carne a precio oficial porque simplemente los números no dan para eso.

Más información en el Correo del Caroní.