En Tiempo Real: Debate no, ¡Recule! por, @carlosvalero08

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A medida que transcurren los días del nefasto gobierno del binomio rojo, Diosdado/Nicolás el país completo, independientemente de su orientación política, se convence de la incapacidad de los herederos para resolver los problemas del país. Las encuestas serias dicen que más del 50 por ciento del país le atribuye a Maduro, y a su gobierno, la responsabilidad de la crisis económica y del deterioro de la calidad de vida – algo que nunca ocurrió en la época del comandante, a quien el pueblo siempre libró de culpas – al tiempo que aumenta la aceptación de la oposición, sus ideas y la popularidad del líder alternativo, Henrique Capriles. Entiendo que el alto mando de la revolución debe también conocer esos números y por ello busca desesperadamente minar el crecimiento de la oposición mediante la difamación y el intento de asesinato moral, en lugar de concentrarse en dar respuesta a los ciudadanos.

En este contexto, a Nicolás se le ocurre la grandiosa idea de subirle volumen al tema de la corrupción, con el objetivo de minar políticamente a sus adversarios en el PSUV, principalmente a Cabello, y además sacar de la agenda pública el debate sobre los problemas más sentidos por los venezolanos: la inseguridad, la escasez, la inflación y el desempleo. El problema es que una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea, el decidir asumir como principal tema de agenda la corrupción lo que ha logrado es que la opinión pública comience a escudriñar el asunto, llegando a la única conclusión posible: la corrupción la llevan a cabo quienes administran el erario público en complicidad con particulares que ejecutan los contratos y oh sorpresa! El PSUV tiene casi 15 años gobernando, están frente a 20 de las 23 alcaldías, sumen a lo anterior que únicamente los privados teñidos de rojo tienen acceso a los contratos del gobierno y hasta para el menos informado de los venezolanos queda claro donde está la fuente de corrupción.

Es altamente probable que el tema de la corrupción comience a figurar dentro de poco tiempo como uno de los principales problemas del país y que la responsabilidad principal sea atribuida al gobierno de Maduro, al igual que ocurrió con el tema de la inseguridad, principal problema para 8 de cada 10 venezolanos, asumido por Maduro como bandera, contradiciendo la enseñanza del líder supremo, que siempre le sacó el cuerpo, saliéndole el tiro por la culata. La impericia política sumada a la escasa capacidad de resolver los problemas que coloca en agenda hacen que cada iniciativa del oficialismo se convierta en un auto gol.





Por otra parte el llamado a “debatir en cadena nacional con la oposición el tema de la corrupción” realizado por Nicolás y desmentido ayer por Cabello y la ministra Rodríguez contribuye a aumentar la creencia generalizada de que Maduro no es quien manda en el gobierno, así como para reforzar el remoquete de “mentira fresca”. Es insólito como la persona que ejerce la presidencia, con todo el poder que ello supone, permita que el primer vice presidente del PSUV lo deje en ridículo al desautorizar el llamado al debate. Creo que fue un éxito político de @hcapriles haber corrido hacia adelante proponiendo la sede de la conferencia episcopal para realizar el debate y el nombre del Monseñor Moronta, un cura cercano a la revolución, para que sirviera de moderador, lo que encendió las alarmas en el alto gobierno y obligó al recule, tal cual como hicieron con la auditoría, para hacer control de daños, cosa que difícilmente ocurrirá porque como mínimo el mencionado recule afectará la poca credibilidad del gobierno.

Capriles y la oposición, así como todos los ciudadanos que creen en un país moderno, tienen que seguir insistiendo en el debate sobre la corrupción, asociando los problemas cotidianos a dicho flagelo. Por ejemplo, la escasez se debe a la falta de divisas y a la destrucción del aparato productivo como consecuencia de las expropiaciones y la construcción de un modelo de controles y limitaciones a la producción, lo cual en parte obedece a la corrupción. El problema de los servicios públicos, la vialidad o el sistema eléctrico tienen como telón de fondo la falta de eficiencia y la corrupción que se da en la ejecución de los contratos asignados a dedo y así sucesivamente.

De esto podemos concluir que la impericia política de los herederos se ha convertido en el principal aliado de la modernidad y la ética. El momento de mayor virulencia y locura institucional es al mismo tiempo el mejor momento político de la alternativa democrática, siempre que se controlen las emociones y evitemos que se consolide el escenario de violencia y confrontación soñado por parte de la élite del PSUV. La conducción del gobierno va por la autopista de la impopularidad a 200 kilómetros por hora, lo que hará que se conviertan, parafraseando a Nicolás, en una minoría cada día más minoritaria, de la cual sólo se salvarán si la oposición comete errores estratégicos como por ejemplo apartarse de la defensa y promoción del voto.

El 8 de diciembre debe producirse la “rebelión del voto”, debe confirmarse en los resultados electorales lo que la calle grita: hay una nueva mayoría y el país requiere un cambio de rumbo. Los resultados de las municipales obligarán al PSUV a dialogar sinceramente con la oposición para ganar gobernabilidad y darle orden a la transición, independientemente del tiempo que tarde en concretarse. De imponerse la línea de la locura institucional el pueblo será quien los expulse del poder.

Les invito a interactuar por twitter a través de la cuenta @carlosvalero08

Carlos Valero