Asesinan a un paciente en hospital de San Félix

Asesinan a un paciente en hospital de San Félix

La mamá de la víctima, otro paciente y su acompañante fueron testigos del crimen en el principal centro asistencial de Ciudad Guayana. El joven asesinado había sido baleado el sábado en Upata y entre hoy y mañana estaba previsto que le dieran de alta, informa Correo del Caroní.

Eran las 9:30 de la noche del miércoles cuando la relativa calma en el Hospital Dr. Raúl Leoni, en San Félix, fue resquebrajada por un balazo: un hombre entró a la habitación donde estaba Víctor Daniel Rodríguez Romero y, delante de su madre y otros pacientes, le disparó en la frente.





El homicida y su cómplice lograron escapar burlando el cordón de seguridad que conforman más de 20 personas, entre milicianos y policías.

Maisdulin Younis
myounis@correodelcaroni.com
Fotos Wilmer González

La familia Rodríguez Romero le daba gracias a Dios por la recuperación de Víctor Daniel. El joven, de 24 años, fue baleado en el pecho el pasado domingo, y hoy o mañana sería dado de alta.

Sin embargo, otro ataque criminal lo dejó sin vida sobre una de las camillas de la habitación 9 del área de cirugía del piso 2 del Hospital Dr. Raúl Leoni, en Guaiparo.

Víctor, apodado “Coco”, fue asesinado de un tiro en la frente dentro del centro de salud. Su mamá, otro paciente y su acompañante fueron testigos.

B4PacientePacientes se quejan de no ser atendidos correctamente porque los militares les prohíben el paso

Eran las 9:40 de la noche del miércoles. El sonido de la detonación acabó con la “paz” del centro de salud: todas las personas, incluyendo a enfermeras y médicos, corrían de un lado a otro. Lo mismo hicieron los milicianos y policías estadales, quienes, a pesar de ser alrededor de 20 en todo el centro, no lograron detener al homicida y a su cómplice, que lo esperaba en el primer piso del centro de salud.

El asesino, vestido con un jean, una franela rosada y una gorra que le tapaba parte de la cara, entró al hospital por la puerta principal del área de emergencia, la misma zona que desde mayo de 2012 está tomada por militares y representantes de una empresa de seguridad privada.

“Para nosotros, pasar con un pote de jugo es un problema, pero los asesinos sí entran y huyen fácilmente. Aquí se acabó el respeto, la seguridad no existe en ningún lado”, dijo una prima de Víctor mientras esperaba frente a la sede de la Policía científica que le entregaran el cadáver del hombre, a quien le sobreviven una esposa con siete meses de gestación y una hija de siete años.

El primer ataque
Víctor, en su primer ataque, estaba parado frente a una casa con varios amigos. El asesino los interceptó y, tras accionar su armamento, hirió a Coco y mató a su amigo José Gregorio Alemán, de 18 años. El hecho ocurrió en El Corozo, Upata. Según las autoridades, el atacante es un sujeto de esa zona conocido como “La Muerte”, de nombre Kresisser Alejandro Enrique Requena.

“Mi tía vio de frente al asesino en el hospital pero no logró reconocerlo. Forcejeó con él para que no lo matara, pero el tipo la empujó y le disparó a mi primo”. La mamá del joven corrió por los pasillos tras el homicida, pero no logró detenerlo.

“Nadie se metió a ayudarla, el delincuente llevaba la pistola en la mano y amenazaba a todo el que se le atravesaba”, señaló la prima del joven, quien pidió que se reserve su identidad.

Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) acudieron al lugar y, además de retirar el cadáver y pasarlo por los pasillos principales, en presencia de los demás pacientes, solicitaron las grabaciones de las cámaras de seguridad del hospital e indicaron que investigarán a parte de los milicianos que estaban de guardia, ya que a la hora que entró el homicida, el horario de “visitas” está restringido.

Nuevos ataques
Representantes de los medios de comunicación del municipio intentaron buscar información en el centro de salud; no obstante, fueron agredidos por parte de los custodios que impiden el paso al lugar. Con la frase “aquí no se les va a decir nada y se me retiran de la zona”, la miliciana de apellido Marcano comenzó a pedir refuerzo de sus compañeros.

El hombre estaba recluido en el centro hospitalario desde el pasado domingo, tras ser baleado en el pecho. En esa oportunidad también murió uno de sus vecinos, en Upata.

Enfermeras llegaron en ese momento y también se les impidió el paso por varios minutos. Tras ponerse a “pico y pata” con los uniformados, se les permitió el paso. Al permitirles el acceso, la periodista de Orinoco Televisión, Karla Medina, intentó entrar y fue sacada a empujones por el miliciano apellidado Villa, al punto de que le pisaron el brazo con la puerta.

Una hilera formaron los milicianos Marcano, Brito, Suárez Geraldino y Rodríguez, impidiendo que los reporteros gráficos y camarógrafos hicieran su trabajo.

Parte del equipo de trabajadores de Guaiparo, al igual que los pacientes, se sumó a la protesta. “Por qué los quieren sacar, es imposible que oculten el desastre que tienen en el hospital que, a pesar de ser público, tiene más restricciones que cualquier lugar. Pero claro está que la entrada se le prohíbe a los pendejos y no a los asesinos, como el que entró y mató a ese muchacho. Esto nunca antes se había vivido”, dijo una mujer que observaba la agresión hacia los periodistas.

La invisible directiva
La directora de la institución, Elizabeth Castro, no dio la cara, pues desde noviembre de 2011, cuando tomó las riendas del hospital, la mujer no se ha dado a conocer públicamente.

Representantes de la milicia del centro de salud diariamente prohíben el acceso a los familiares de los pacientes. Ayer agredieron a los representantes de los medios de comunicación cuando buscaban información de lo ocurrido.

En mayo de 2012, Castro prohibió que los medios de comunicación hicieran tomas del centro, y para impedirlo acordonó la zona de milicianos que controlan la entrada, tanto de los periodistas, como la de los familiares y de los enfermos, quienes desde la semana pasada fueron sacados del área techada y esperan por la recuperación de sus parientes bajo sol o lluvia.

“Yo tengo semanas con un familiar en el hospital y he visto de todo. Aquí llegan amenazando a los médicos; se roban carros del estacionamiento; se escuchan tiros de los barrios cercanos… esto, más que un hospital, parece una zona de guerra”, dijo Felicia Gutiérrez desde la única sombra que tienen para esperar que los dejen pasar: una mata de mango.

Trabajadores, pacientes y sus familiares desde hace varios meses se han quejado del rol de los milicianos: los señalan por humillaciones y agresiones, tanto verbales como físicas. “El trabajo de ellos es dar seguridad, pero es una labor que no desempeñan en lo absoluto”, señaló una enfermera que manifestó que “todo es culpa de la directora Elizabeth Castro, queremos su destitución. Ella es la culpable de los atropellos de los milicianos, queremos que Carlos Rotondaro (director del IVSS) se pronuncie y nos la saque de aquí”, dijo una enfermera que por miedo a ser destituida no dio su nombre.

No es el primer homicidio

No es la primera vez que se registra un asesinato dentro del hospital de Guaiparo. Entre las últimas víctimas están Néstor Ramón Montilla Sandoval, asesinado en horas de la mañana del 3 de febrero de 2009. En octubre de 2011 también ultimaron a Moisés Fernández Romero, de 24 años.

La presencia de los milicianos no es de agrado para nadie: los pacientes, equipos médicos y hasta policías han tenido encontronazos con estos uniformados. Tal como ocurrió a finales de 2012, cuando los militares humillaron a los representantes de la Brigada Hospitalaria de la Policía del estado Bolívar (PEB).